Opinión

Los «conspiranoicos» de Davos (II)

No es para tomarse a broma un Gobierno mundial sin limitaciones

Decíamos ayer que la perspectiva de largos meses en esta «nueva normalidad» globalista va adquiriendo su auténtico e intrigante significado, porque el paso del tiempo vela y desvela las entrañas de las cosas. De esta forma, resulta de meridiana claridad la hilazón argumental entre el reiterado oxímoron de la «nueva normalidad» y la constante apelación a la gran oportunidad histórica de transformar la crisis sistémica provocada por la pandemia mediante un reinicio global.

Por si cabía alguna duda, el Foro globalista de Davos acaba de proclamar expresamente la necesidad de un gran «reseteo del capitalismo», para dar paso a un nuevo orden, en el que «no tendremos nada, pero seremos más felices». Habría que preguntarle a esos paternalistas «sabios» liderados por Xi Jinping, cuál es su legitimidad para decidir el mejor futuro para los 7.800M de habitantes del planeta.

Desde luego, no es para tomarse a broma un Gobierno mundial sin las limitaciones de los estados-nación que actúen como contrapesos a ese poder y garantía de preservación de las identidades nacionales y culturales históricas de los pueblos.

Va a resultar ahora que los conspiranoicos, como las meigas, «haberlos haylos», y encima se reúnen con publicidad y alevosía, y nos remiten sus conclusiones. Un nuevo orden global en el que –eso sí– ellos mandan, y los demás obedecen. Hasta ahora, la Historia se dividía en un antes y después de Cristo, Redentor de una nueva humanidad. Ahora quieren otra, con un reinicio datado en 2030, con ellos de redentores.