Cataluña

El reencuentro en Cataluña

La vía transversalista del reencuentro se enfrenta ahora a una mayoría absoluta independentista en escaños y en votos, lo que no mejora la situación anterior

Los socialistas catalanes trasladaron a su campaña electoral con éxito notable la teoría del reencuentro en Cataluña. Pedro Sánchez la puso en circulación después de conformar el Gobierno de coalición con Podemos a principios de 2020. Consiste en considerar que se debe producir una vuelta al entendimiento entre diferentes. Y el PSOE desearía que eso lo hiciera un president Salvador Illa, ahora que la situación ha cambiado tanto en Cataluña que ya no es factible el renacimiento del pujolismo, en el que la gestión de la Generalitat era cosa de los nacionalistas que, a su vez, aseguraban la gobernabilidad en España sin aventuras independentistas.

Esa propuesta es la que ha convertido al PSC en el partido más votado en las elecciones del 14 de febrero, lo que supone también un triunfo de los socialistas españoles, del candidato Illa, del jefe de gabinete de la presidencia Iván Redondo y del propio presidente Sánchez. Sin embargo, ese éxito para el PSC no se ha traducido en un crecimiento equivalente para el constitucionalismo, porque los partidos independentistas -por sí solos o con la ayuda de la abstención- disponen de una amplia representación para revitalizar sus planes.

La vía transversalista del reencuentro se enfrenta ahora a una mayoría absoluta independentista en escaños y en votos, lo que no mejora la situación anterior. Y, desde luego, supone un cambio de criterio en la estrategia del líder socialista. Ahora, Sánchez quisiera un gobierno catalán presidido por Illa, coaligado con la confluencia catalana de Podemos y aliado de Esquerra. En definitiva, una reedición catalana del gobierno español.

No hace tanto, en noviembre de 2019, en el debate televisado previo a las últimas elecciones generales, el presidente del gobierno y candidato del PSOE hizo tres anuncios muy llamativos. Estas fueron sus palabras textuales: “Vamos a construir concordia desde la educación. Y por eso vamos a aprobar una nueva asignatura para toda la educación obligatoria, para todo el territorio español, sobre educación en valores civiles, constitucionales y éticos. Vamos a modificar la ley general audiovisual para que los consejos de administración de todos los entes públicos de medios de comunicación, no solamente el español sino también todos los autonómicos, sean aprobados por un respaldo de dos terceras partes de sus parlamentos autonómicos. Con eso acabaremos con el uso sectario que se está haciendo por parte del independentismo catalán en el caso de TV3. Vamos a incorporar en el código penal un nuevo delito para prohibir de una vez por todas la celebración de referéndums ilegales en Cataluña”.

Hoy, el escenario y las intenciones para manejar ese escenario han cambiado drásticamente. El naufragio del centro derecha en Cataluña y su debilidad en el conjunto de España hacen que sea el Gobierno PSOE-Podemos en solitario el que gestione la cuestión catalana, con visiones distintas: el PSOE no acepta el derecho de autodeterminación y Podemos lo promueve. Enfrente, los partidos independentistas pueden no compartir los medios para alcanzar su objetivo, pero todos coinciden en el lugar al que quieren llegar: la independencia. Esa unión, a pesar de las tensiones, es su fuerza.