8-M

Pandémico 8-M

Pasar de un Gobierno bifronte a uno trifronte sería demasiado

La historia parece querer repetirse a cuenta del 8-M, confirmando así la tesis de Santayana de que cuando se ignora, se está condenado a reiterarla. La diferencia es que en este caso el Gobierno conoce la historia perfectamente, lo que añade gravedad al intento de Podemos de volver a festejar en las calles esta fecha ideológicamente igualitaria de la mujer.

En realidad, a estas alturas ya aparece clara su estrategia de intentar tener su propia cuota de pantalla política desde el Gobierno para no quedar diluido en él. A falta de iniciativas conocidas sobre las residencias de ancianos, la universidad o el consumo –lo que por cierto, es de agradecer–, intentan recordar que todavía existen con la ideología marxista de género o sus críticas a la Corona, entre otros argumentos.

En todo caso, el Gobierno debería andarse con tiento, ya que la experiencia del anterior 8-M está demasiado viva como para ignorar las graves responsabilidades penales en que pudieran incurrir. Los delegados actúan en nombre del Gobierno, y la ministra de Sanidad ya ha dicho que las manifestaciones no proceden. Pasar de un Gobierno bifronte a uno trifronte sería demasiado.

Carolina Darias, Irene Montero y además el delegado forman una coral polifónica que debe hablar con una sola voz, sobre todo ante el 8-M. Es de juzgado de guardia sancionar reuniones de más de seis personas, y luego permitir concentraciones de 500. Aunque las encabecen las ministras a las que «les va la vida en ello», Calvo dixit.