La lucha de géneros

La ideología marxista de género es la mutación de la tradicional lucha de clases a la actual lucha de sexos, convirtiendo al varón en el sustituto del capitalista opresor y explotador.

Si el materialismo dialéctico fue la filosofía oficial de la Unión Soviética, tras la caída del Muro de Berlín –que no olvidemos de qué lado cayó– y la desaparición de la URSS, el neocomunismo se ha metamorfoseado para agitar unas banderas sin la roja de la hoz y el martillo, totalmente desacreditadas para conseguir ese objetivo, al menos en Occidente. Lo entendieron muy bien Fidel Castro y Chávez al diseñar una estrategia para obtener el mismo fin con banderas de conveniencia en el Foro de São Paulo, ahora Grupo de Puebla en México.

En esta gramsciana estrategia de hegemonía cultural y social, la ideología de género cumple un papel muy relevante. Por ello los comunistas de siempre son tan aficionados a imponérnosla, hasta el extremo de que es la única que no admite discrepancia –¡y en democracia!–, aplicándose el CP por delito de odio homófobo, cuando menos. Tras tener un Código y una Fiscalía especializados a su servicio, ahora disponen también de un Ministerio, descubriendo un nuevo género y un nuevo derecho un día sí y otro también.

Quieren repetir otro 8-M, después de que en el del año pasado se contagiaran tantas mujeres que copaban las cabeceras de las manifestaciones. En efecto, «les iba la vida en ello», pero dicen que «el machismo mata más que el coronavirus».