Confinamiento

Decíamos hace un año…

Tal día como hoy el pasado año, amanecíamos en una situación que nunca habíamos podido imaginar nos tocaría vivir. Comenzaba un tiempo insólito, en el que nos adentrábamos saturados de incógnitas, inseguridad y miedo. Miedo de muchas personas a morir a causa de un virus cuyo nombre ya conoce toda la población mundial, pero también miedo de no pocos ante un futuro plagado de incertezas por una amenaza desconocida, acostumbrados como estábamos a vivir nuestra existencia en libertad y sociedad, con un perímetro bien definido por hábitos y costumbres.

Durante 14 largas semanas padecimos las inacabables sabatinas de Sánchez y las lecciones del inefable Don Simón en sus diarias comparecencias, adobadas por la martilleante propaganda acerca de la «nueva normalidad», de la que disfrutaríamos saliendo del confinamiento «#unidos y más fuertes». Hoy ya conocemos cuál era esa inhumana anormalidad que se nos prometía: vivir amedrentados y bajo «toque de queda» permanente, porque estamos en «guerra contra la pandemia» y es necesario para vencer al enemigo. Además, amordazados y sin relación física con nuestros prójimos, con los que hay que mantener distancia social. Es el gran «reinicio» o «reseteo», pontificado incluso con descaro por algunos globalistas, tomando a la humanidad como ya sometida tras comprobar con esta experiencia mundial, que está dispuesta y preparada para acelerar su Agenda 2030, estación intermedia para su «Nuevo Orden Mundial». Con el líder Xi Jinping al mando global, e Iglesias como vicario local. Pero tengamos confianza: no nos someterán al «1984» orwelliano como quisieran.