Aviación

El conflictivo avión de Gadafi

De almacenamiento sabe un rato el otrora avión presidencial con matrícula 5A-ONE, el Airbus que perteneció al dictador libio, Muamar Gadafi.

Apenas se oyen aviones. Los afortunados que han seguido disfrutando del transporte aéreo en plena pandemia cuentan sus anécdotas a bordo o las medidas de control sanitario que se encontraron en el aeropuerto como peripecias en un territorio remoto. Las frecuencias y los pasajeros se han reducido drásticamente debido al coronavirus. Muchas aerolíneas se han visto forzadas a almacenar sus aviones. Aguardan aparcados, esperando que vuelvan tiempos mejores. De almacenamiento sabe un rato el otrora avión presidencial con matrícula 5A-ONE, el Airbus que perteneció al dictador libio, Muamar Gadafi. En este A340-200 volar era un lujo. El sátrapa lo compró en 2006 a un príncipe saudí con gustos y aficiones, digamos, similares. El estilo extravagante de Gadafi prevalecía en el interior de esta aeronave provista de cine privado, jacuzzi, cama doble rodeada de espejos... Todo en maderas nobles y tapicerías muy brillantes. Una de las imágenes que inmortalizó el fin de una era fue la de los jóvenes rebeldes libios anti-Gadafi visitando el 5A-ONE y probando los butacones con sus Kalashnikov colgados. Era agosto de 2011 cuando capturaron el aeropuerto de Trípoli y con él, esta joya de la corona. En octubre asesinaron a Gadafi y cayó su régimen. El Gobierno interino que tomó las riendas del país se encontró con el dilema de qué hacer con este palacio con alas. Para empezar, debería pasar por el taller, pues durante la toma de la capital libia quedó dañado su exterior. En 2012, voló con el tren de aterrizaje desplegado, la cabina despresurizada y a tres veces menos la altitud de crucero habitual hasta el aeropuerto de Perpiñán. En este aeródromo del sur de Francia fue reparado en las instalaciones del consorcio EAS. Su valor tras el lavado de cara y su transformación en avión «normal», de pasajeros, era de unos 62 millones de euros. En 2013 volvió a Libia. Pero el país no le recibió con los brazos abiertos sino con una caótica y violenta bienvenida. La situación había empeorado y no era seguro que se quedase en Libia. Así que el Airbus volvió a Perpiñán. Para entonces, una empresa de Kuwait reclamó su propiedad para saldar así una deuda millonaria con Gadafi. Lo denunció en Libia pero también en Francia, por lo que la aeronave, una vez aterrizó en Perpiñán, fue incautada. El avión entró así en un complicado embrollo judicial. Dos años después, en 2015, un tribunal superior de Francia dictaminó que el avión era del Estado libio, y por tanto, tenía inmunidad. Cinco años después, los vecinos del sur de Francia vieron al 5A-ONE volar una vez más. Pero debió de ser una simple prueba de mantenimiento. Allí continúa hoy sin resolverse su futuro ni el de Libia.