Política

¿Primarias? ¿Qué primarias?

El mero hecho de ser elegido por las bases otorga un poder omnímodo

El método seguido –por todos los partidos– en la designación de candidatos para estas pasadas elecciones madrileñas puede haber sido la puntilla para el modelo de primarias. ¿Se acuerdan del que fuera gran argumento entre las formaciones de la «nueva política» a la hora de venderse como adalides de la regeneración democrática frente a los vetustos, adocenados y «corrompidos» referentes del bipartidismo? Seguro que sí, en claro contraste con la amnesia de los unos y también de los otros a la hora de contemplar aquel maravilloso golpe de timón que en forma de elección de candidatos por la vía de las primarias iba a revestirles de todo un ejemplar pedigrí democrático que acabaría con el desapego de los ciudadanos frente a sus gobernantes. De momento, en la batalla de Madrid, ni los viejos partidos vislumbrando ya la vuelta de ese tan denostado bipartidismo gracias a los groseros errores de los emergentes morados y naranjas, ni tampoco estos últimos perdieron medio minuto en pronunciar frase alguna que contemplara la palabra «primarias».

Una palabra hace semanas maldita, pero que ahora vuelve a repescarse iniciándose el proceso de cauterización de heridas y propósitos de enmienda sobre todo en el PSOE y en Unidas Podemos, los grandes derrotados del pasado «4-M». El resultado del experimento de primarias, desde sus inicios con aquel triunfo del socialista Borrell, pasando por otras experiencias en algunos casos para olvidar ha hecho maldecir el «invento» a más de uno, pero ha creado un «status quo» en el que el mero hecho de ser elegido por las bases otorga un poder omnímodo y casi caudillista que para sí hubieran querido pasados «amos» del aparato en los grandes partidos. Se da además la curiosa circunstancia de que los grandes beneficiados por su elección en primarias se acaban convirtiendo en los enterradores del proceso en función de lo que en cada situación cambiante cuadra con sus intereses. De momento, con las urgencias y apreturas de Madrid, si alguien no ha querido ni oír hablar de primarias son los estrategas de la demoscopia en quienes se había depositado toda la capacidad de decisión y para los que las únicas «primarias» fueron el intento de ubicación de los Toni Cantó y compañía o los «fichajes» de las Hana Jalloul o Serigne Mbayé de turno en puestos privilegiados de las listas. Y es que, cuando las cosas aprietan por lo que hay en juego –y en Madrid había mucho– bromas las justas.