Opinión
«¡Sí, se puede!»… ser «casta»
El cambio más visible es el político, donde Podemos acabó con el bipartidismo
Ocupar las plazas y las calles –como preludio de la okupación de viviendas– fue otra de las singularidades de aquel movimiento internacional, que en España alcanzó hace ahora 10 años dos momentum: la acampada en la Puerta del Sol en Madrid el 15 de mayo, del que trae origen su denominación; y el cerco al Parlament de Cataluña el 15 de junio, obligando al President Màs a tener que acceder al mismo en helicóptero.
La indignación era grande entre una juventud particularmente golpeada por la precariedad laboral y la falta de empleo a consecuencia de la crisis económica y financiera internacional que comenzó en 2008 y alcanzó su clímax en 2011. Aquel movimiento derivó en el surgimiento en diversos ambientes de diferentes colectivos ciudadanos, de los que Podemos fue buque insignia de esa flota en el ámbito político.
Tras el tiempo transcurrido desde entonces, resulta oportuno valorar los efectos de aquella indignación, aunque la pandemia no permita una evaluación homogénea dada la situación excepcional vivida durante el último año. Aun así, un rápido apunte permite afirmar que el cambio más visible es el político, donde Podemos acabó con el bipartidismo imperante desde 1977, haciendo real el primer Gobierno de coalición en España, y con comunistas en su seno. En el ámbito local, ciudades importantes son gobernadas por ellos con impronta verde en el tráfico rodado.
A día de hoy, con Iglesias retirado del ruedo político, habrá que ver si le sobrevive su indignada criatura podemita convertida en la «nueva casta».
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