Opinión
El legal relato de la Historia
Las leyes educativas son las impuestas por la izquierda sin apenas oposición
Mucho se habla de la «batalla cultural», aunque poco se concreta y demasiado se polemiza sobre ella, sin saber de qué se trata. Pero quien parece tenerlo muy claro es la izquierda, que la ha ganado por mera incomparecencia de quien debería darla, tras asumir pasivamente la oposición el rol sistémico que se le ha adjudicado por no sabemos quién, o quizás sí: el papel de gestora de la economía, dejando a la izquierda la función de «transformadora de la sociedad», imponiendo unos contravalores que son los estrictamente suyos.
Así, las leyes educativas –de trascendental importancia para definir un modelo de sociedad–, contrarias a los valores y convicciones humanistas propios de una cosmovisión cristiana, son las impuestas por la izquierda sin apenas oposición. La vida humana y la muerte, la familia o la educación, se regulan con esos contravalores que por definición son los «progresistas», sin saber qué presunto progreso es ese.
Ahora estamos ante el ultimo combate de esa guerra cultural: imponer por ley un relato de la Historia por «democrático». Saben bien que «quien controla el pasado, controlará el futuro», como ya afirmó Orwell. Y mientras, la oposición se queda muda para no ser denostada de «franquista».
La Ley de la democrática Memoria se está gestando ante el silencio cómplice de la comunidad política, cultural y universitaria que –con pocas honrosas excepciones– debería alzar la voz antes de que sea demasiado tarde para salir al paso ante un atropello de tal magnitud.
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