Historia

Melilla, julio 1921. Algunas razones del desastre

Los responsables políticos no respondieron de sus errores, y además, los militares condenados fueron amnistiados de los suyos por SM el Rey.

Echando la vista atrás es fácil cotejar cómo en la mayoría de las ocasiones extraordinarias en las que los gobiernos y sus Fuerzas Armadas han estado involucrados en derrotas u otras catástrofes, la responsabilidad siempre ha recaído en los militares.

En el colapso de la Comandancia General de Melilla, ocurrido en el verano de 1921, se repitió una vez más esa historia. Los responsables políticos no respondieron de sus errores, y además, los militares condenados fueron amnistiados de los suyos por SM el Rey.

Errores del Gobierno de Su Majestad:

–No cambiar en 1921 el «modelo de acción» de 1919, en el que primaba la «acción política» y la de atracción de las kabilas, por una estrategia de «acción militar directa» y hacerlo cuando ya era demasiado tarde.

–Dejar en 1919 la máxima autoridad política, Alto Comisario, y máxima autoridad militar, Jefe del Ejército del Norte de África, es decir todo el poder en el General Berenguer.

–Anular un contrato con el Reino Unido de compra de «morteros y ametralladoras de última generación» para el ejército de África. Los morteros hubieran sido determinantes por su gran movilidad y eficacia en un terreno y comunicaciones como las del Rif.

–Suprimir en 1921 el tercer año de servicio militar disminuyendo en más de 5000 hombres la Comandancia de Melilla, perdiendo a los soldados veteranos de tercer año, los más experimentados, dejando a los más bisoños.

–Denegar las unidades, recursos y medios para reforzar la Comandancia de Melilla y el equipo y dinero para prolongar las comunicaciones terrestres desde Dar Drius a Annual y Sidi Dris, comunicaciones que demostraron ser esenciales para los apoyos mutuos.

–Denegar el apoyo de fuego naval solicitado para la operación de rescate de las Fuerzas del General Navarro cercadas en Arruit, operación que podría haber evitado la masacre de 3.000 soldados y facilitado la contraofensiva.

–No enviar más unidades de refuerzo en agosto de 1921 para impulsar el contraataque que el general Sanjurjo inició «con gran éxito» desde Melilla recuperando lo perdido hasta Arruit. Desde allí Sanjurjo podría haber profundizado hacia Dar Drius, Annual y Alhucemas pudiendo haber acabado la guerra a finales de 1921.

Errores atribuibles al Alto Comisario y Jefe del Ejército de África, Berenguer:

–No considerar los informes de situación ni atender las peticiones del general Silvestre de equipo, armamento, refuerzos y apoyos.

–No darse cuenta del peligro de la caída de Abarrán e informar al Ministro de la Guerra que la situación estaba «en calma» cuando además Igueriben estaba gravemente amenazada.

–No autorizar al General Silvestre la «operación de castigo» sobre las dos cabilas que atacaron Abarrán y la recuperación de la posición. Esa inexplicable inacción permitió al resto de las kabilas pasarse a Abd el Krim. Aquel error se pagó muy caro.

–No reconocer la gravedad de la situación en el Rif hasta que Abarrán, Igueriben, Annual y Dar Drius habían caído y Silvestre con casi 8.000 hombres habían muerto.

–Enviar los refuerzos solicitados por Silvestre a Melilla «demasiado tarde».

–No forzar al Gobierno cuando rechazó los apoyos de fuego de la Marina para salvar a las tropas cercadas en Arruit.

–No reforzar la contraofensiva de Sanjurjo y de esa forma poder acabar la guerra a finales de 1921. Esa inexplicable inacción amplió la guerra hasta 1926 y añadió miles de muertos.

–No darse cuenta de que el modelo de 1919 de ocupación del Protectorado estaba acabado en 1921 y que había que priorizar la «acción militar».

–Reaccionar con pasividad, inacción y no autorizar acciones ofensivas o hacerlo cuando era demasiado tarde.

El General Jefe de la Comandancia, Silvestre, muerto en Annual, cargó injustamente con la mayoría de las acusaciones y con la fama de jinete alocado e impetuoso, cuando en Cuba demostró liderazgo, valor y determinación. No obstante, fue responsable de no haber tenido en cuenta los prudentes consejos del Coronel Jefe de la Policía Indígena Morales Mendigutía, un gran conocedor del Rif y de ordenar el «repliegue» desde Annual a Dar Drius demasiado tarde, cuando ya era imposible hacerlo «ordenadamente y sin presión rifeña».

Finalmente, el general Navarro, segundo jefe de la Comandancia, que toma el mando en Dar Drius tras la muerte de Silvestre, es el único responsable de la orden fatal: «retirada hacia Arruit», posición situada demasiado lejos, nada menos que a 35 kms de Dar Drius. Ante los rifeños envalentonados por el éxito en Annual y la falta de respuesta adecuada, no se debía dar la espalda y emprender la huida. No se puede confirmar, pero al parecer Berenguer y Silvestre habrían dado la orden de mantenerse a toda costa en Dar Drius a la espera de refuerzos.

«La derrota se escribe con dos palabras: demasiado tarde» (MacArthur).