Empresarios con corazón

Esta pandemia nos ha dejado en los huesos. El INE confirma que la cifra de fallecidos por coronavirus en 2020 fue muy superior a la que había calculado Sanidad. Y menos mal que, ya en julio, nos llegarán los primeros dineros desde Bruselas para salvarnos de la otra gran crisis, la económica. Por el camino, se nos han ido por la borda 50.000 negocios, si atendemos a los datos más que prudentes de la Seguridad Social. Se nos ha esfumado la autoestima.

«Por si alguien lo dudaba, las colas del hambre siguen ahí». Lo confirmó el martes Vicente Martín, presidente del Grupo MAS, galardonado por los empresarios del sur de España (CESUR). La familia Martín ha sabido sobreponerse a las circunstancias, y no solo eso: han dado de comer a miles de familias a las puertas de sus supermercados en este año largo de pandemia. «Yo empecé a trabajar a los 12 años, pasé hambre, sé lo que es... No podía permitir que eso se repitiera, estando al frente de una empresa de alimentación». Abrió las manos Vicente. En sus tiendas andaluzas y extremeñas regalan, todavía hoy, comida a espuertas. El negocio no mermó, al contrario. Cuando hay compromiso social, espíritu de equipo y esfuerzo, la recompensa acaba llegando. No sé si fue el boca a boca de la solidaridad de sus establecimientos, el buen hacer de los empleados...o todo a la vez, pero el hecho es que, en 2020, en nuestro año más crítico en décadas, ellos contrataron a 336 trabajadores, venden un 11% más que antes y se han convertido en el segundo grupo de supermercados de Andalucía. ¿Milagro? No, amigos: esfuerzo, corazón, justicia social.

También el martes fue galardonado Felipe González en esa gala de CESUR. Y volvió a recordar el ex presidente que los independentistas deben respetar las reglas del juego. Otros empresarios, los catalanes, intentan estos días apaciguar las aguas en su tierra. Tras los indultos, ¿qué querrán los promotores del «Procés»? ¿Cómo se recupera la «normalidad» en una Cataluña gobernada por críticos con la Constitución? Ojalá lo veamos, pero permitidme ahora el escepticismo.