Política

Cuca y cuota

La coacción no promueve personas responsables ni cambia mentalidades antiguas

La portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, doña Cuca Gamarra, está a favor de las cuotas femeninas. Pero no para ella.

Declaró hace un tiempo a la revista “Yo Dona”: “Nunca las he pedido para mí ni he querido afrontar una etapa formando parte de una cuota. He luchado por conseguir los puestos por mérito y capacidad, esforzándome para ello. Pero creo que es necesario que existan. Es bueno que organismos como la CNMV y el sector empresarial, donde hay menor representación de mujeres en la dirección, marquen objetivos y promuevan que se cumplan. Si no es muy difícil y lento cambiar las cosas. Por tanto, sí que creo que hay que promoverlas”.

La señora Gamarra se declara “feminista liberal”, pero yo me pregunto qué clase de feminismo liberal es uno que impulsa la invasión del poder político y legislativo a expensas de la libertad de las mujeres. La declaración de la exalcaldesa riojana coincide con el antiliberalismo de la izquierda. Todos recordamos manifestaciones de destacadas políticas progresistas en el mismo sentido que la señora portavoz del PP, a saber: no quiero cuotas para mí, que yo me lo he currado, pero sí para las demás, para “cambiar las cosas”.

Esta actitud elitista, y poco feminista, contrasta con lo que sostienen las personas partidarias del feminismo liberal, que suelen recelar de la llamada discriminación positiva, un nombre desafortunado para la profesora María Blanco, que subraya: “la discriminación por sexo nunca es positiva”; y pregunta retóricamente: “¿Solamente mediante la coacción es como las mujeres vamos a ganarnos una mirada igualitaria por parte de la sociedad?”.

Es evidente que no: la coacción no promueve personas responsables ni cambia mentalidades antiguas. La clave es la libertad, que permite la promoción por mérito, la que le gusta a la señora Gamarra para ella misma, y la que les gustaría a todas las mujeres que quieren ganarse el respeto de los demás sin atajos ni muletas.

La profesora Blanco no titubea en desafiar estereotipos: “El ejemplo es el mejor de los maestros. Si usted pertenece a un partido que alardea de feminista y exige cuotas por todos lados, no coloque a su señora de ministra… Por desgracia, hay muchas mujeres mediocres que están haciendo unas carreras fantásticas, quitándoles el sitio a hombres y mujeres estupendos, que lo harían mejor”.