Pedro Sánchez
España o Sánchez
Tras dos elecciones generales como candidato a la presidencia del Gobierno en diciembre 2015 y junio de 2016, obteniendo los peores registros del PSOE en toda su historia, con 89 y 84 diputados respectivamente, Sánchez optó por intentar llegar al Gobierno al precio que fuera, en vez de asumir su fracaso y dimitir, como hubiera sido lo procedente. Ese propósito llevó al PSOE a tener que cesarle en un dramático Comité Federal el 1-O de 2016.
Recuperada incomprensiblemente la Secretaria General unos meses después, eliminó en su partido todo control interno a su poder para tener las manos libres a fin de ejecutar su plan inicial y consumar su ambición apoyado por quienes literalmente tienen como objetivo político la destrucción de España y el orden constitucional. Aquel espurio camino recorrido se culminó finalmente en la moción de censura de 2018.
Tres años después, España y los españoles pagamos el precio de una felonía histórica. Llegó a ser presidente con esos apoyos –y con ellos se mantiene–, de manera que el Gobierno está en manos de los enemigos de España, una realidad inimaginable en un país y una sociedad civilizada y con una mínima autoestima y patriotismo.
Esta situación ha llevado las cosas a un punto en que inevitablemente se va a plantear la alternativa entre España o Sánchez. Su tiempo en la presidencia se está pagando a plazos en forma de jirones de nuestra dignidad nacional, de la ley, la justicia, la convivencia y la Constitución. No hay alternativa.
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