Pedro Sánchez

Tiempos de tribulación

En 2004 el Gobierno socialista surgido del vuelco electoral provocado tras el 11-M, abrió en canal tres debates en España que provocaron graves fracturas sociales y políticas: en el ámbito de lo territorial con el nuevo Estatut; en lo nacional e ideológico, con la Memoria Histórica; y en lo moral, con el aborto por plazos y el matrimonio homosexual. Fue una auténtica conmoción la que se provocó con esas iniciativas que no estaban en el debate social, y que el tripartito de Cataluña y el nacional impulsaron al alimón.

De aquel nuevo Estatut que nadie reclamaba en Cataluña –basta remitirse a la hemeroteca y las encuestas del momento– vienen los males actuales; con la Memoria Histórica hemos vuelto a la Guerra Civil y a las «dos Españas»; y con el «divorcio exprés», el aborto libre y la ideología de género, desaparecen el matrimonio y la familia natural, para crear mediante un claro proyecto de ingeniería social, una sociedad en la que, por ejemplo, los padres desaparecen y las madres pasan a ser «progenitoras gestantes». La calidad educativa nos coloca en la cola de los informes Pisa, mientras el ministro Castells afirma que impedir pasar de curso por suspender es «elitista».

Ahora el tripartito de Sánchez, que aspira a constituirlo también en Cataluña mediante cesiones al secesionismo, va a culminar aquel proyecto nihilista del 2004 con una sociedad de individuos «no binarios», y donde el esfuerzo y el trabajo no se reconocen porque son propios de las élites. Tiempos de tribulación.