Josep Ramón Bosch

El camarote de los líos

En noviembre de 1935 se estrenó la mejor y más taquillera película de los hermanos Marx, «Una noche en la ópera», que contiene la memorable escena de como un camarote se convierte en una de las parodias más celebradas del cine. En el viaje que realizan en el barco para cruzar el Atlántico entre Europa y américa, se ironiza sobre cuántas personas pueden entrar en un camarote de crucero. En él, aparece al principio Groucho y van saliendo personajes sucesivamente: los polizones de los baúles, los fontaneros del barco y sus herramientas, los camareros con las comidas, las señoritas con las bandejas de la manicura, y hasta dieciocho personas, Con ritmo frenético y surrealista, la escena termina cuando alguien, atraído por el ruido, se decide a abrir la puerta y hace que salgan, por la presión acumulada, camareros, manicuras, fontaneros y herramientas.

Curiosamente el gobierno de Pedro Sánchez, se asemeja cada día más al camarote del barco del Ocean liner, inmortalizado por los hermanos Marx. Dieciocho ministros, con sus ministerios correspondientes, tal cual el número de gañanes y gañanas que inmortalizó el sketch del camarote abarrotado, al que sumarse cuatro vicepresidencias y el propio presidente. Asesores, consultores, gurús, pelotas, visionarios, expertos y consejeros aparte. Y es que los líos del gobierno aumentan de forma dramática ante la estupefacción de una sociedad española que ve con preocupación la rápida deriva de un gobierno, sostenido por la banda de partidos antisistema.

Mientras el Gobierno aprobaba el anteproyecto de ley que garantiza el poder adquisitivo de las pensiones y lo presentaba a la firma con patronales y sindicatos, el ministro José Luis Escrivá, argumentaba que los conocidos como «baby boomers», iban a tener que elegir entre «un pequeño ajuste» o «trabajar más tiempo». Unas declaraciones incendiarias que provocaron rectificaciones y nervios en el Ejecutivo.

Tras la tormenta por la aprobación de la polémica Ley Trans, que ha molestado a muchas feministas en el PSOE, se ha dado luz verde al proyecto de Ley de Libertad Sexual, la conocida como «ley de solo sí es sí», que define el consentimiento y elimina el delito de abuso sexual.

La misma semana que la supreministra Calviño derrotaba a Yolanda Díaz por la subida del SMI, posponiéndolo hasta 2022 a la espera de los datos de empleo, lo que ocasionó el malestar de los ministros más izquierdistas que no fueron interpelados ante una de las propuestas estrellas del gobierno.

La semana de los líos, continuó con el drama del Tribunal de Cuentas que reclama 5,4 millones de euros a 34 ex altos cargos de la Generalitat por usarlos de manera irregular en la promoción en el extranjero del soberanismo catalán. El ministro Ábalos se encargó de despejar las piedras del camino, mientras el govern catalán, en un flagrante caso de fraude de ley, aprobó un fondo de 10 millones de euros para cubrir a los afectados y evitar que sean embargados, toneladas de ruinas en el camino de la mesa de negociación a la que aspira Pedro Sánchez.

El Gobierno de España, parece un camarote grotesco y la oposición debe abrir la puerta para ventilar este espacio tóxico. Groucho, al final de la escena le dice a un marinero: «Oiga mozo, ¿y no sería más fácil que en lugar de intentar meter mi baúl en el camarote, metiera mi camarote dentro del baúl?». Pues eso, quieren meter España en un baúl. O en un ataúd.