Gobierno de España

Sánchez y el plasma

Es verdad que le harán preguntas incómodas, pero a estas alturas tiene capacidad suficiente para salir airoso

No acabo de entender la afición de Sánchez por el plasma. Esta costumbre de comparecer ante la prensa, hacer una intervención para glosar los éxitos gubernamentales y no someterse a las preguntas es un grave error. Es verdad que también lo hacía Rajoy y supongo que debe ser, dicho irónicamente, parte del síndrome de La Moncloa que se complementa con el desinterés por la vida parlamentaria y las sesiones de control y, por supuesto, la desmedida afición por la política internacional.

Me gusta ser objetivo y no es algo que podamos achacar a esta presidencia, aunque desde su antecesor se ha llegado a un nivel excesivo. Sánchez se equivoca, no creo que le convenza mi opinión, porque siempre se ha manejado bien como parlamentario y la prensa no le ha sido especialmente hostil.

Es verdad que le harán preguntas incómodas, pero a estas alturas tiene capacidad suficiente para salir airoso. Hace tiempo que escucho críticas entre los periodistas de izquierdas, que son la mayoría de mi querida profesión, y es algo que le tendría que llevar a reflexionar que quizá no está en el camino acertado.

Entre ir de colegas, como sucede cuando están en la oposición, y ese frío distanciamiento está el término medio que, por regla general, es lo más acertado en cualquier actividad profesional. Sánchez es una persona que se maneja bien en el trato humano y es empático, siempre que lo digo me critican pero es la realidad. En el frentismo que existe en nuestro país parece que no se pueda decir nada favorable y es mejor el periodismo de garrote y descalificación grosera. No me gusta.

Sánchez criticaba en la oposición lo que irónicamente definimos como el plasma. Esta fórmula se debería utilizar en circunstancias muy excepcionales como una declaración institucional ante un asunto de extrema gravedad o relevancia. En el resto de ocasiones, lo más razonable es someterse al sano control del «cuarto poder» que podemos ser pesados pero hacemos, con mayor o menor éxito, nuestro trabajo y nos gusta que los políticos sean accesibles.

Por ello, me gustaría que hiciera propósito de enmienda y una vez que cargue pilas comience la nueva etapa utilizando su empatía para atender las preguntas de los sufridos periodistas. Estoy seguro que facilitando nuestro trabajo no le irá mal.