El «Desastre -feminista- de Kabul»

La desbandada de Kabul ha permitido comprobar que más allá del coronavirus, todavía queda vida en nuestro planeta. Ante el apagón informativo impuesto a Trump –que ha criticado durísimamente ese lamentable final a una aventura que comenzó hace veinte años para acabar con un Estado talibán cobijo de los terroristas de Al-Qaeda dirigidos por Bin Laden–, Biden no deja de hacer declaraciones, a cual más lamentable, para intentar justificar lo injustificable.

Así, ahora nos enteramos de que esa aventura no era para intentar que ese Estado terrorista talibán dejara de serlo, y ayudar a construir uno viable y civilizado. Ignoramos entonces el porqué de ese ingente esfuerzo militar que ha supuesto una gangrena en recursos económicos y en vidas humanas.

La retirada, cual «Desastre de Kabul», ha provocado unas consecuencias de enorme gravedad para Occidente y los valores que presuntamente representa y defiende. De momento, la OTAN y los EEUU –la UE no está ni se le espera– han deteriorado su credibilidad, y las libertades y derechos humanos tal como los entendemos en Europa, salen derrotados. La carencia de respuesta social e incluso política permite hablar de un auténtico desastre como balance global.

A nivel doméstico esperamos las movilizaciones del feminismo oficial y orgánico en defensa de la mujer afgana. A partir de ahora, la jornada del 8-M deberá ser reivindicativa del «Desastre feminista de Kabul». Al ser agosto periodo vacacional para el feminismo oficial.