Internacional

Patente de sirenas

Este mes, los herederos del escultor Eriksen han denunciado al artista y al pueblo

Son seres de la literatura, inspirados en las leyendas de piratas y pescadores. No existen más que en las páginas de los libros de Hans Christian Andersen, las películas de Disney y el imaginario común. No obstante, si tuviéramos que describir una, la mayoría lo haríamos de forma similar: cabello largo sobre un torso de mujer y una cola de pez en tonalidades aguamarinas.

¿Cómo es una sirena? ¿Cómo se sentaría sobre una roca? Estos asuntos, más propios de una clase de arte, son los que se están discutiendo acaloradamente en la pequeña ciudad costera de Asaa, al norte de Dinamarca.

En 2012, Palle Mork, un artista local especializado en animales, realizó una escultura en granito de una sirena sentada. A los cuatro años, una asociación de vecinos la compró para celebrar, en 2017, el 140° aniversario del puerto de Asaa. Este mes, los herederos de Edvard Eriksen, creador de la archiconocida estatua de la «Sirenita de Copenhague», han denunciado al artista y al pueblo. Exigen que «la copia» sea retirada y destruida, pues, a su modo de ver, resulta demasiado parecida. La demanda ha aumentado el trajín en Asaa, pues los daneses más curiosos quieren tener su propia opinión sobre si son tan similares cómo para denunciar. El alcalde Mikael Klitgaard reconoció a la cadena TV2 que no pudo más que reírse cuando recibió la notificación de los Eriksen: «Una vaca es una vaca y una sirena, una sirena». En la misma línea, el artista Mork rechazó categóricamente haber copiado la mítica escultura que llegó a la capital danesa en 1913. «La mía no es de bronce y es el doble de grande. También está más rellenita y su expresión facial y el pelo son diferentes».

Sin embargo, los expertos apuntan a que más vale que el asunto no llegue a juicio y se resuelva en una negociación previa, dado que los herederos suelen ganar los litigios. Medios de comunicación locales y hasta un pueblo de Michigan han perdido en los tribunales frente a los Eriksen. Las malas lenguas dicen que en 2029 se acaban los derechos del escultor y la familia quiere hacer caja de esta suerte de patente universal sobre las sirenas hasta entonces.