Pablo Iglesias

Iglesias, “degenerando”

Cuando estaba en política, Iglesias parecía un mal tertuliano y ahora que es tertuliano, parece un mal político.

Notas del 7 de septiembre, atasco, estuche nuevo y calambrito al abrir la factura de la luz. El precio del megavatio hora llegará mañana a los 135 euros, pero cómo no se va uno a comprar un megavatio hora con esos ojitos que tiene, si es que mira y derrite. Se le puede enseñar a dar la pata y a hacerse el muerto. Yo tengo uno que a veces se está muy quieto, tanto que parece de yeso, pero por lo general es un megavatio hacendoso: separa la ropa por colores, viste a los niños por la mañana, borda la tortilla de patatas y el consomé y por la mañana te lee la prensa.

Me cuenta mi megavatio que Pablo Iglesias ha dicho algo del comunismo en la tertulia en la que ahora participa. Ahora opina, aunque yo creo que vale más por lo que calla. Cuando estaba en política, Iglesias parecía un mal tertuliano y ahora que es tertuliano, parece un mal político. Tenía entendido que los políticos cuando dejaban el servicio, se dedicaban a dar charlas en las que explicaban al mundo cómo esto y lo otro. Propongo ‘Cómo me cargué el 15M’, ‘Cómo pasé de Sol a un coche oficial’, ‘Cómo escracheaba a los políticos por vivir en el barrio de Salamanca y me compré una casa de cien millones con cabaña de invitados, mucama y tinaja’ y ‘Cómo segar el césped del chalé con visión de género’. Se dan demasiadas charlas de “Cómo pude”. Es más que hora de dar testimonio en conferencias sobre “Cómo no pude”.

Ah, Iglesias, era libertador de los pueblos y anda metido a la tabarra del tertuliano. Lo lógico sería que a cambio, a mí me hicieran director general de una cuenca hidrográfica o, mejor, me ofrecieran una secretaría de Estado de ir a los toros, hacer surf y beber birras del Mercadona. Cómo me acuerdo de Belmonte, cuando un subalterno suyo se metió a político y un tiempo después, le preguntaron cómo un banderillero podía llegar tan rápido a gobernador civil, y respondió: “Degenerando”.