Partido Popular

Madrid frente a las Taifas

La presidencia de los partidos en la Comunidad de Madrid no suele ser pacífica, siguiendo la lógica del resto del territorio, donde el liderazgo en el partido de cada comunidad autónoma lo ejerce con normalidad quien ostenta la presidencia institucional de la misma.

Pero para las cúpulas de los grandes partidos nacionales, PP y PSOE, la presidencia de Madrid tiene un riesgo añadido, que es el de una proyección política considerada no deseable para Génova y Ferraz. El caso de la FSM habla por sí mismo del descrédito de semejante política en el PSOE, y el PP ahora parece querer imitarlo cuando tiene dos potentes liderazgos populares en la región.

En tiempos de Ruiz-Gallardón fue evidente el veto que se le impuso para ser el presidente del partido por el temor a su liderazgo. Incomprensiblemente, ahora se le quiere imponer a Ayuso, utilizando el tirón de Almeida para obligar a que el árbitro sea un tercero mero gestor controlado por Génova.

De esa forma, los liderazgos naturales ganados en las urnas se ven sometidos a las consignas de los aparatos, convirtiendo a los partidos en instrumentos de poder y al sistema político en una partitocracia: un gobierno de los partidos, blindados legalmente con financiación pública asegurada.

Esta política es muy dañina para una comunidad como la madrileña y para una España autonómica, que debe tener en Madrid un liderazgo potente y estabilizador, capaz de cohesionar el conjunto, con tendencias de Taifas.