
Comunidad de Madrid
Pesadilla de una noche de verano

Son las 12 de la noche y la carroza no se ha convertido en calabaza como en el cuento de Cenicienta, pero las prisas y la angustia comienzan a asomar entre los dueños y camareros de un restaurante de la Comunidad Valenciana.
Por la calle ya asoman familias a la carrera en búsqueda de sus coches. Como si nada, en la terraza del bar de enfrente, unos extrañados turistas extranjeros son conminados a acabar su copa sí o sí. El dueño del local, tras la visita unos días antes de dos policías locales de paisano pidiendo sus consumiciones pasada la hora, ya no se anda con remilgos.
En el parking, ante el atasco y la posibilidad de no llegar a casa a la hora exigida, algún comentario soez sobre la medida se mezcla con la idea de no volver por estas maravillosas tierras de vacaciones, y al tiempo se desatan algunos nervios en unos conductores que sufrirán un atasco como los de sus ciudades de procedencia.
Mientras las familias se recogen, grupos de jóvenes incumpliendo unas normas que siempre deben cumplirse, se encaminan hacia las zonas oscuras de las playas con linternas y “zapatillas por si hay problema salir volaos” como decía Rubén Blades en su Pedro Navaja. Cada noche se convierte para ellos en una aventura con policías persiguiéndoles.
Y es en estos momentos de locura sobrevenida cuando muchos ciudadanos establecen la comparación, para los socialistas odiosa, de cómo se comporta su Gobierno autonómico, cómodo siempre con la restricción de todas las libertades, respecto al de Madrid que durante la pandemia ha intentado compaginar salud con economía.
Y es que, como bien sabían todos en la Comunidad Valenciana, en Madrid no han estado cerrando arbitrariamente los bares, restaurantes y resto de hostelería cada vez que la incidencia de contagios subía, aunque los ingresos hospitalarios fueran mínimos. En Madrid tampoco han sufrido la nula empatía los comerciantes y hosteleros de su gobierno regional; es más, el Gobierno de Diaz Ayuso ha sido el mejor aliado de ambos sectores profesionales, y de toda la industria derivada de los mismos.
Lo sabe toda España. Los resultados electorales del 4M permitió visualizar a los trabajadores españoles, también a los valencianos, que otra manera de hacer las cosas era posible: la de Isabel Diaz Ayuso y su Gobierno que si algo le ha caracterizado en estos tiempos ha sido que siempre se han puesto en la piel de cientos de miles de trabajadores empatizando con ellos, todo lo contrario a esos Gobiernos que han condenado a la pobreza y al cierre de sus negocios a sus conciudadanos, por considerarles menores de edad y por no ser valientes en sus decisiones.
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