PSOE
Con Lobato, no
En la mesa de diálogo ERC no quiere hablar ni de El Prat ni de inversiones ni de fondos para la recuperación, solo le interesa el referéndum y la amnistía. Parece realista afirmar que se hablará de dinero porque los nacionalistas nunca han dejado pasar una oportunidad para sacar tajada, pero también que se va a discutir acerca de las exigencias de Pere Aragonés.
Es decir, o Sánchez está engañando a Aragonés cuando le asegura que «esto va en serio» e intenta que el tiempo mate al independentismo o a quien engaña es al Estado y está dispuesto a un referéndum de autodeterminación en Cataluña o bien miente a todo el mundo.
Desde el Gobierno se ha asegurado que la mesa de diálogo es una oportunidad histórica. Si hubiese alguna oportunidad sería para los independentistas que, poco a poco, han ido centrando la discusión en lo que van a ser toda su ofensiva: una consulta de autodeterminación consentida por el Estado.
Lo que no está claro es que sea una oportunidad para el futuro de España. Abrir la espita en Cataluña es sinónimo de abrirla a otros sitios y eso sería como decir que cualquier territorio que forma parte del Estado pueda decidir continuar siendo parte del mismo o no.
También es posible que Sánchez esté controlando el incendio y esperando a que lleguen las próximas elecciones sin que haya habido nuevos compromisos, para un nuevo juego de mayorías sin necesidad del independentismo o que le toque a otro alojarse en la Moncloa y lidiar el problema. Aunque, a estas alturas, deberíamos saber qué estará dispuesto tanto a lo uno como a lo otro. Ese es el motivo por el que está preparando internamente el PSOE para que no haya ninguna voz discordante.
Lejos han quedado los tiempos en que Pepe Bono se enfrentaba a Felipe González por el trasvase Tajo-Segura o que Rodríguez Ibarra paraba los pies a los nacionalistas cuando defendía la cohesión de España. En el PSOE de Sánchez lo importante es Sánchez y todo se hace por sus intereses.
Ha ido debilitando los liderazgos regionales. Su última remodelación de gobierno es una señal de advertencia de que puede haber relevo para los que puedan tener opinión propia. En los sitios en que hay vacante, como Madrid, no va a perder la oportunidad de poner a quien obedezca sin cuestionar.
El elegido por Sánchez para el socialismo capitalino es Juan Lobato que lo primero que ha dejado claro es que se alineará con la estrategia federal del PSOE, lo mismo que decir que esperará instrucciones de Moncloa.
En Madrid hace tiempo que no existe el PSOE ni se le espera. Los madrileños han penalizado el apoyo de los independentistas y la gestión de la pandemia que ha hecho el Gobierno. En el año 2014 pedí el apoyo para Sánchez a pesar de que no me gustaba porque le conocía a fondo. No volveré a repetir el error, esta vez con Lobato, para el socialismo madrileño.
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