George Floyd

La no inmunidad de Derek Chauvin

Conviene recordar también que las víctimas de los robos, saqueos y disparos de los delincuentes son en una elevada proporción personas de raza negra, o de grupos minoritarios e inmigrantes

Pasado un año de la muerte de George Floyd, el policía que lo mató, Derek Chauvin, fue declarado culpable de asesinato, y un juez de Minnesota lo condenó a 22 años y medio de prisión.

Si la responsabilidad es crucial para poner coto a los excesos de la policía, hemos visto también posiciones extremistas desde una izquierda radical que ganó fuerza en la última década con el movimiento Black Lives Matter, y que intenta, y a veces consigue, que la policía abandone sus labores de protección, no utilice armas, o incluso se reduzcan sus efectivos y financiación.

La conducta de los delincuentes también responde a incentivos. En la medida en que la policía frene su actividad, es lógico esperar que la de los criminales aumentará. Esto parece haber sucedido. Como explicó Heather Mac Donald, del Manhattan Institute, los índices de delincuencia han subido desde que Chauvin mató a Floyd, sin que ello haya suscitado grandes protestas. La explicación de dicho aumento no puede ser la pandemia, ni los cierres de la actividad, ni la crisis: «la violencia estalló en 2020 tras las protestas por la muerte de Floyd, dos meses después de que la Covid-19 hubiera devastado la economía; ningún país industrializado ha visto nada parecido: los delitos cayeron en el Reino Unido y en Canadá, donde los cierres fueron mucho más severos que en Estados Unidos». Y los crímenes no se debieron a la acción de las fuerzas del orden: de los más de cien homicidios cometidos en Minneapolis desde mayo de 2020, solo uno lo cometió un policía.

Conviene recordar también que las víctimas de los robos, saqueos y disparos de los delincuentes son en una elevada proporción personas de raza negra, o de grupos minoritarios e inmigrantes, como sucedió precisamente con el pequeño comerciante estafado en el caso de George Floyd. Recuerda Mac Donald que las tres cuartas partes de los ciudadanos que sufrieron homicidios o ataques con armas de fuego en Minéapolis fueron negros, aunque la raza no llega al 20 por ciento de los habitantes de la ciudad.

Conviene, por tanto, celebrar que ningún policía pueda perpetrar abusos ni crímenes sin hacer frente a su responsabilidad, pero no caer en el «buenismo» falsamente progresista que puede terminar en que la inmunidad y la impunidad sean disfrutadas por los delincuentes.