Nicolas Sarkozy

Sarkozy en propia meta

A la Abogacía del Estado ya la llaman ‘Abogacía del Gobierno’. A veces, uno se pregunta de qué parte están

Notas del 30 de septiembre, me da la tarde una mosca que vuela en círculos alrededor de mí mientras escribo el cuaderno. Me resulta una mosca otoñal, hecha de todas las moscas, la mosca de la tele, la mosca del coche, la mosca de la nave espacial y la mosca de la columna, la mosca de todos los octubres.

Me entretengo mucho mirando la mosca que va de aquí a allá aleatoriamente, que sin motivo aparente se posa en un lugar indeterminado, pongamos cualquier línea de este texto. Al tiempo despega también sin motivo aparente y me rodea con el ruido de su vuelo, que es un zumbido en fa menor, un sonido como de cuarta dimensión. De pronto se posa muy cerca de mí, se pone muy intelectualona y se frota las manos; creo que tiene un plan.

Guillaume Apollinaire creía que las moscas conocen las canciones y escribió de la poderosa mosca del verano que persigue al jinete, pero al pasar el calor, la mosca barrunta el frío, siente el final y se amanceba amable y casi rendida, como si buscara su propia muerte bajo la palma de la mano. Decido indultar la mosca a cambio de estos tres párrafos que me ha ofrecido generosamente.

Hay circo de pulgas, pero no circo de moscas ni certámenes literarios para ellas. Es sabido que el PP pone un circo y le crecen los enanos y las presidentas de la Comunidad de Madrid. Ayer habló en lo de los Populares Nicolás Sarkozy, que chuta las palabras como balonazos que si te dan te pican que no veas. Si se sabía que hoy el expresidente tenía una cita con el juez y finalmente lo han declarado culpable de financiación irregular, se puede decir que ha sido un Sarkozy en propia meta.

“¡Al suelo, que vienen los nuestros!”, escuchan decir los bedeles que comen paquetes de patatas fritas en sede parlamentaria y ahora también lo escuchan en sede judicial. Llarena ha tenido que aclarar que la orden de detención contra Puigdemont seguía vigente. La abogacía del Estado había dicho que la orden estaba suspendida, nadie sabe en nombre de quién, y así es probable que no nos lo entreguen. A la Abogacía del Estado ya la llaman ‘Abogacia del Gobierno’. A veces, uno se pregunta de qué parte están.