Francia
La baguette de la discordia
Makram Akrout será el panadero del Elíseo durante el próximo año
Es uno de los símbolos de Francia. Tiene que medir entre 55 y 70 centímetros y su peso oscilar entre los 250 y los 300 gramos. Los ingredientes, de sobra conocidos, harina, levadura, agua y sal. Cómo transformarlo en la mejor baguette de París es el secreto que guardan los panaderos más codiciados del país. Cada año, se celebra un concurso para decidir qué barra de pan se merece el premio más prestigioso: colgar el cartel de “mejor baguette de París” y convertirse durante los próximos doce meses en el panadero del Palacio del Elíseo. Abastecerá al presidente de Francia de todo el pan que necesite. Por cierto, que el actual mandatario galo, Emmanuel Macron, es un auténtico entusiasta de las baguettes y en varias ocasiones ha reconocido que estas barras son “la envidia del mundo entero”.
En este certamen, los jueces tuvieron en cuenta cinco categorías, el aspecto, cómo fue horneada, la miga, el olor y el sabor. De entre las 122 baguettes presentadas ante el exigente jurado, la ganadora ha sido la barra de Makram Akrout. Hijo de un panadero de Túnez, llegó a Francia hace ya 19 años. Comenzó a trabajar siendo un adolescente. Ahora regenta su propia panadería en el Boulevard de Reuilly, en el distrito 12 de París. “Ser elegido era mi objetivo y lo he logrado. ¡Estoy muy orgulloso!”, ha reconocido el propio Akrout, de 42 años, a la Prensa francesa.
Pero si hubo consenso para decantarse por sus crujientes baguettes, no lo hay para definirle como “buen francés”. A algunos les importuna que la mejor baguette esté amasada por manos tunecinas. Varios medios han comenzado a compartir comentarios -con tintes islamistas y francófobos- que supuestamente Akrout habría escrito en los últimos años para rechazar que ésta sea una historia de integración exitosa. Llegan a repudiar que pueda servir en la mesa del presidente de la República.
Con todo, la alcaldesa Anne Hidalgo entregará hoy a Akrout el Gran Premio a la mejor baguette de París en la explanada de la catedral de Notre-Dame. Y desde que se anunció el fallo del jurado no ha tenido ni un minuto. Todos en París quieren probar su pan.
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