Pactos electorales
Los pactos «normales»
Las mayorías parlamentarias dependen ahora de la suma de varios partidos. Y, en ese escenario, Pedro Sánchez cuenta con ventaja, incluso si el PSOE perdiera frente al PP
El presidente y su vicepresidenta segunda decidieron poner en escena su acuerdo sobre los Presupuestos Generales del Estado con un agradable paseo otoñal por los hermosos jardines del Palacio de la Moncloa. Las cámaras del servicio audiovisual de la presidencia del Gobierno plasmaron para la historia este importante pacto entre los socios de la coalición. Pero, más allá del exceso y la profusión de teatralidad que acompaña a la actividad política en estos tiempos, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz mostraron su capacidad para sostener vivo el pacto de gobierno y el deseo de que perdure.
En las elecciones de 2015 saltó por los aires el sistema de partidos que había establecido una especie de reedición moderna de la alternancia entre los conservadores de Cánovas y los liberales de Sagasta a finales del siglo XIX. Los votantes daban el poder a PSOE o PP, en función de las circunstancias de cada momento. Pero con la irrupción de Podemos, Ciudadanos y Vox ya nada es tan evidente. Ni siquiera una victoria en las urnas asegura el gobierno. Las mayorías parlamentarias dependen ahora de la suma de varios partidos. Y, en ese escenario, Pedro Sánchez cuenta con ventaja, incluso si el PSOE perdiera frente al PP.
Sánchez lo verbalizó sin titubeos en 2017, en una entrevista con Jordi Évole: «me equivoqué al tachar a Podemos de populista; el PSOE tiene que trabajar codo con codo con Podemos». Es cierto que dos años después dijo que «no dormiría tranquilo con Podemos en el gobierno», pero la aritmética parlamentaria ha llevado al presidente no solo a trabajar codo con codo con Podemos, sino también con Esquerra Republica y hasta con Bildu.
Con ese panorama, Pablo Casado tiene mucho trabajo por delante. Como primera providencia, está obligado a ganar las elecciones si quiere gobernar, pero no es condición suficiente. Su trabajo más complejo será conseguir un resultado que le permita gobernar sin verse obligado a trabajar codo con codo con Vox. Al otro lado del espectro, el PSOE contará con el resto del arco parlamentario. El éxito de Sánchez ha sido, precisamente, ese: que se considere normal pactar con cualquiera.
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