Capitolio de los Estados Unidos
La confesión de Brandon Fellows
El alborotador del Capitolio se representó a sí mismo. Durante su inconexo testimonio, reconoció varios delitos más
Su imagen fumando marihuana bajo una barba falsa de pelos de lana y los pies sobre la mesa del despacho del senador Jeff Merkley dio la vuelta al mundo durante el vergonzoso asalto al Capitolio en enero. También se subió a la moto de un policía y se retrató mientras reinaba el caos en Washington DC. A pesar de su disfraz –más propio de Mortadelo– Brandon Fellows fue detenido poco después y puesto a disposición judicial. Esta misma semana revisaron su prisión preventiva. Fellows, de 27 años y natural de Albany, Nueva York, seguirá en la cárcel. El principal problema es que decidió representarse a sí mismo y, bueno, durante el proceso, confesó varios delitos más. Su abogada de oficio y el propio juez del distrito Trevor McFadden le intentaron convencer de que no lo hiciera. Pero fue en vano, él había estudiado Derecho durante dos semanas en la biblioteca de la prisión y se subió al estrado.
Fellows farfulló durante horas dando un testimonio maratoniano. El juez escuchó pacientemente chascarrillos sobre una ex novia (a la que acosaba) que le quemó la ropa, los talibanes y Guantánamo, o un libro que escribió en el instituto. Entre medias, se le escapó que llamó a la familia del juez al frente de un juicio anterior para que así le apartaran del caso. También que ya se había hecho con el móvil de la mujer de McFadden para hacer lo mismo. Además, memorizó el teléfono de la esposa como número de emergencia para hacer saltar todas las alarmas. En resumen, que el neoyorquino admitía bajo juramento múltiples delitos como perjurio y obstrucción a la justicia.
La guinda llegó cuando le tocó el turno a la fiscal. En el contrainterrogatorio, Fellows reconoció que llamó a su madre en lugar de a su agente de prisión preventiva, que faltó al test de drogas y que, efectivamente, entró por una ventana rota al despacho del senador.
«Debo señalar que no quería ir por libre. Pensé que era una decisión estúpida», reconoció después de la sentencia. Y es que, al parecer, Fellows se había preparado para una audiencia probatoria, no de revisión de fianza. De ahí que todo saliera tan mal, según él.
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