Opinión
Yolanda, camino de La Moncloa
«Un sector de la mayoritaria izquierda mediática contempla a la vicepresidenta con el mismo fervor con que recibió a Iglesias»
Es divertido leer y escuchar a los hagiógrafos del fenómeno Yolanda Díaz, porque confunden los deseos con la realidad. A partir del proyecto del «frente amplio» hay quien cree que La Moncloa está a la vuelta de la esquina. Un sector de la mayoritaria izquierda mediática contempla a la vicepresidenta con el mismo fervor de hooligans con que recibió la irrupción de Iglesias. No olvidemos que fue un interesante fenómeno periodístico que, sobre la base de una realidad social, consiguió construir un proyecto político que tenía y sigue teniendo los pies de barro. Es cierto que su gran éxito fue conseguir un gobierno de coalición, aunque también soñó con llegar a La Moncloa. Era el famoso «sorpasso» al PSOE que esperaban los podemitas y que quedó en una colocación masiva en los ministerios que les tocaron en el reparto. No ha estado nada mal y es la constatación de que la política es el mejor ascensor social. Todas las encuestas muestran el retroceso de Podemos, a pesar de su demagogia populista y su permanente confrontación con el PSOE. Es verdad que Díaz está bien valorada, pero para la gloria monclovita sería necesaria una debacle monumental.
Es posible que sea una buena candidata. La realidad es que es un terreno ignoto más allá del fervor periodístico. Hay que tener en cuenta que todo el mundo sabe utilizar la calculadora y para que Sánchez siga en La Moncloa necesitará, otra vez, los votos de comunistas, antisistema, independentistas y bilduetarras. A lo mejor tiene suerte y se libra de alguno, pero todo indica que quedan lejos los resultados de González o Zapatero y, además, el PP está fuerte en todas las encuestas, excepto las que hace el socialista Tezanos a cargo de los presupuestos públicos. Sánchez tampoco se dejará comer el terreno por la estrella ascendente de la izquierda mediática y se dedica a repartir el maná público en sus visitas semanales a las provincias. El problema de la futura líder del frente amplio es que será una repetición del caos ideológico y organizativo de Iglesias. A la izquierda del PSOE sólo hay un confuso conjunto de reinos de taifas con intereses contrapuestos, aunque pueden ver a Díaz como una efímera solución a corto plazo para mantener el chiringuito tras las generales.
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