Pedro Sánchez

Sánchez, el gafe

«El gafe» es, para los más veteranos, una magnífica película en blanco y negro de 1959, con José Luis Ozores en el papel estelar, que pertenece a esa espléndida hornada del cine español que con precarios recursos pero extraordinario talento, ha marcado una época en nuestro séptimo arte. Con posterioridad, otras películas –incluso de Hollywood– han tratado el tema de los gafes hasta con el mismo título, aunque el original por méritos propios, sin género de duda, es José Luis Ozores.

Ahora, ante la sucesión de desgracias que nos asaltan desde que Sánchez asumió la presidencia, hay quienes sostienen que estamos «gafados» por él. Si hacemos un somero repaso de las calamidades que llevamos padecidas durante su mandato –y sin incluirle a él como la causa eficiente–, observaremos que junto a algunas de carácter global como la pandemia –sin obviar que él estaba al mando en España– han seguido sin solución de continuidad toda una suerte de calamidades.

De esta forma, se han sucedido una serie de fenómenos naturales que hacía décadas que no se producían; a saber: Filomena, una borrasca profunda que en enero provocó una devastadora ola de frío y nieve como no se tenía memoria. Entre sus muchas consecuencias, provocó una –para entonces– histórica subida del precio de la luz, presagiando lo que ha venido después. Y ésta es otra de las calamidades: un incremento del precio de la luz que hace palidecer otras subidas de Gobiernos del PP para las que Sánchez exigía responsabilidades políticas.

Ahora, cuando creíamos que volvíamos a la normalidad dejando de recibir mañana, tarde y noche datos de bajas por la Covid-19 y de contagiados sintomáticos y de esa nueva especie de «contagiados asintomáticos»; otra catástrofe natural copa todos los informativos con el volcán de Cumbre Vieja de la isla de La Palma, que nuevamente entra en erupción tras décadas de calma. En estos casos no se trata de ser conspiranoicos o negacionistas, sino de algo mucho más simple: constatar que vivimos en un sinvivir desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno.

Algunos aluden a la maldición por la exhumación de Franco de la tumba donde yacía en paz desde 1975, por analogía con la maldición que recaía sobre quienes osaban profanar la sepultura del faraón Tutankamón. Pero aquella maldición afectaba solo a los responsables directos, mientras que ahora los perjudicados somos todos los españoles… Por ello, cabría reflexionar si sería constitucional plantearle una moción de censura por «gafe sobrevenido». Y eso sin tener en cuenta las desgracias que acompañan a quienes le son mas cercanos, desde Pablo Iglesias a Carmen Calvo, pasando por Iván Redondo y Ábalos. Dicho queda. Mejor tomarlo con humor.