Marruecos
Errores estratégicos de España en el Magreb
Tras normalizar sus relaciones con Marruecos, el Gobirno parece apostar ahora por Argelia, una decisión inconsistente y que está resultando dañina y costosa
Tras centrar sus relaciones con el norte de África en Marruecos y lograr resultados muy positivos, España parece apostar ahora por Argelia, una apuesta que además de inconsistente, está resultando dañina y costosa.
En los últimos 15 años, España ha estructurado sus relaciones con la orilla sur del Mediterráneo en torno a una fuerte asociación con el Reino de Marruecos.
Esta elección ha permitido a España lograr resultados tangibles: España se ha convertido en el principal socio económico y comercial del Reino; se ha establecido una cooperación ejemplar en la lucha contra el terrorismo así como una asociación única en materia de migración en la cuenca mediterránea y una estrecha coordinación en varias cuestiones estratégicas que han dado sus frutos.
Sin embargo, y a pesar de una asociación fuerte y mutuamente beneficiosa con Marruecos, las autoridades españolas han decidido en los últimos meses tomar una decisión diametralmente opuesta. En base a unos planteamientos obsoletos, bajo la influencia de ciertas fuerzas oscuras anti-marroquíes persistentes, España ahora parece centrar su política del Magreb en una nueva coalición con Argelia.
Sin embargo, este giro resulta una opción costosa y al mismo tiempo desastrosa para España y sus intereses. Sin duda, España pagará y pagará el precio de esta decisión inapropiada.
Tres ilustraciones dan una visión general de las consecuencias de esta colisión oportunista entre Argelia y España:
- El caso Ghali, que entró en territorio español, en condiciones irregulares y con un pasaporte argelino falso, continúa empañando la imagen de España. La justicia española sigue revelando la implicación de altos funcionarios españoles con actitudes fraudulentas,llegando incluso a ocultar pruebas y violar los protocolos fronterizos europeos.
- La cuestión migratoria sobre la que el microcosmos político y mediático español sigue estigmatizando a Marruecos, al tiempo que muestra una asombrosa complacencia y silencio cómplice ante el aumento migratorio argelino para preservar a su nuevo aliado.
- El tema del oleoducto Magreb-Europa, que demostró que España había puesto su seguridad energética en manos de Argelia, cuya imprevisibilidad e impulsividad lo convierten en un socio poco confiable, comprometiendo así su competitividad económica y debilitando el poder adquisitivo de los españoles.
Es legítimo cuestionar las profundas razones de este cambio y preguntarse cómo España puede vincular hoy su futuro a un régimen impredecible que ha perdido toda credibilidad, incluso a los ojos de los propios argelinos.
¿Cómo podemos explicar al pueblo español y a sus fuerzas impulsoras el costo de las decisiones desafortunadas? Debe recordarse que un cambio de opinión rara vez es un buen enfoque en la diplomacia; especialmente cuando se basa en bases precarias.
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