Yolanda Díaz

El futuro de Podemos

¿Aceptará Podemos diluirse en unas listas en las que su marca sea una más entre muchas?

El pasado mes de marzo, alguna mente pretendidamente brillante en el entorno de Ferraz-Moncloa pensó que una moción de censura en Murcia para arrebatar la comunidad al PP era una idea esplendorosa. La operación terminó con el PP todavía gobernando en Murcia, con el abrupto adelanto electoral en la Comunidad de Madrid, con la victoria por aplastamiento de Isabel Díaz Ayuso, con la retirada de la política del fundador de Podemos y con una drástica crisis en el gobierno de Pedro Sánchez.

También provocó que Yolanda Díaz fuera elevada a la categoría de líder latente de la izquierda populista. Y eso ha dejado a Podemos y a sus dirigentes en una extraña situación. Están en el Gobierno, pero quien lidera su espacio político resulta ser alguien que no milita en el partido y que no transita por los caminos trazados por la organización morada, aunque sea difícil saber en este momento qué caminos son esos y, ni siquiera, si están trazados.

Llegados a la mitad de la legislatura, y sin que sepamos todavía cuál es la voluntad de Pedro Sánchez sobre si agotar su mandato o adelantar las elecciones, Podemos se encuentra ya ante una incómoda situación. Se supone que, por decisión de su retirado fundador, el partido deberá apoyar la –todavía no confirmada– candidatura de Yolanda Díaz. Y eso será, a pesar de que Díaz se aparta todo lo que puede de la sombra de Podemos. Al mismo tiempo, el PSOE trata de fagocitar a su socio de Gobierno, porque será su rival por la izquierda en las elecciones. Cuanto más baje Podemos, más factible será que suba el PSOE, y viceversa. Este mecanismo de vasos comunicantes ya funcionaba en los tiempos en que la extrema izquierda se presentaba bajo la denominación de PCE. Después fue Izquierda Unida, controlada por el PCE. Ahora lo hace como Unidas Podemos, con el PCE dentro. Y con Yolanda Díaz, militante del PCE y no de Podemos, se da por seguro que habrá una nueva denominación para ese mismo espacio político. ¿Aceptará Podemos diluirse en unas listas en las que su marca sea una más entre muchas?