Música

«Aurora y Enrique»

Lleva en la casaca la emoción por bandera, la canción como evangelio o emblema.

Con los primeros fuegos blancos llega «Aurora y Enrique», lo nuevo de Soleá Morente. Miembro de una dinastía sagrada, recuerda marchar a la cama siendo niña mientras sus padres comprobaban cómo encajaba Lorca por bulerías. En una entrevista con mi compañero Matías Rebolledo explica que «quizá lo obvio hubiera sido seguir por el camino de la rumba, pero quise dar un volantazo. Me gusta ir a la contra, y eso tiene a veces consecuencias». Por su boca brotan cantes como mazapanes. Evita los abrazos de lo ya conocido. Entre el Albaicín y el Bowery ha metabolizado la pérdida con valentía. Lleva en la casaca la emoción por bandera, la canción como evangelio o emblema.

Si en «Lo que te falta», su sobresaliente trabajo de 2020, grabó junto a La Estrella de David un repertorio sin rebajas, monumental conexión con Bambino y María Jiménez, caramelos de pop y rumba, sintetizadores y guitarras, ahora cambia de marcha y entrega un primer single, compuesto por dos canciones fundidas, «Aurora» y «Ayer», como un galope con las venas abiertas o una carta color corinto, roja de reventar los diques del recuerdo. Confiesa con más esperanza que enojo que «Para que yo te pueda olvidar, he de ver dos señales, que se junten la tierra y el cielo, las estrellas y los mares».

Hay que ver la delicia de vídeo que le ha hecho Jonás Trueba, cada día más genio, donde retrata el momento exacto en que la hija le muestra ese primer trallazo a su madre. Con los pelos del alma de gallina (Sabina dixit) sales empapado por los bacilos del amor, la inteligencia y la nostalgia. Deslumbrado por una mujer libre. Convencido de que Lola Flores y Chavela han encontrado heredera. Soleá rehúye las etiquetas. Hace bien. Su cante y su escritura, entre La Bien Querida, la mejor compositora española desde hace años, y La Terremoto, entre Joy Division y Mari Trini, no tiene límites.

Peregrinaremos para verla en directo como los gitanos de entonces rezaban a la Fernanda. Acumula un puñado de discos como soles. Millonaria en talento y belleza, ya pueden gritar que ha nacido una reina.