Opinión
¿Proteger al español en Cataluña?
Hay que defender el español, no contra el catalán, sino ante la actitud del PSC y la permanente ofensiva de la Generalitat
Esta pregunta debería ser un insulto a la inteligencia, pero desgraciadamente estamos ante una inquietante realidad. No se trata de caer en excesos o manipulaciones como hacen los independentistas. Es evidente que no podrían acabar con el castellano, aunque es más certero referirnos al idioma español, aunque quisieran. Otra cosa distinta es que los padres deberían tener el derecho a escolarizar a sus hijos en el idioma que escogieran. Esto nunca sucederá, porque el nacionalismo catalán sigue anclado en el concepto decimonónico de nación y cuenta con la complicidad, desgraciadamente, del PSOE. Me gustaría que los niños catalanes dominaran ambos idiomas, pero también el inglés y el francés. Cualquier profesor sabe que es posible y solo hay que generar las condiciones suficientes. No incluyo a los paniaguados que viven muy bien a costa de los presupuestos autonómicos y se han convertido en fanáticos talibanes. Los nacionalistas, que ven a España como la vaca que tienen que ordeñar, ya se preocupan de que sus hijos conozcan varios idiomas, incluido, por supuesto, el español, porque lo necesitan para hacer caja. Siempre hemos sido muy pragmáticos. Una cosa son los negocios y otra muy distinta los sentimientos.
Hay que partir de la base de que el PSOE está al lado de los independentistas. No hay que llamarse a engaño. Es algo que no es el resultado de la actual debilidad parlamentaria, sino del profundo complejo que han tenido los dirigentes del socialismo catalán cuyas familias llegaron en las sucesivas oleadas migratorias. No pertenecen a las familias de la elitista burguesía catalana, como sucedía con Raventos, Maragall, Obiols o Nadal, por citar algunos nombres, y necesitan que se les acepte como defensores de la Cataluña imaginaria creada por Pujol. Esa construcción no tiene un fundamento histórico, social y económico, pero el poder propagandístico del nacionalismo ha conseguido imponerla gracias a esa cobardía del constitucionalismo de izquierdas. Por ello, hay que defender el español, no contra el catalán, sino ante la actitud del PSC y la permanente ofensiva de la Generalitat y el resto de instituciones controladas por los independentistas. Hay que establecer un marco de convivencia que impida la destrucción del bilingüismo y que consagre el respeto de la pluralidad frente al totalitarismo lingüístico.
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