Ómicron

La España ‘omicrona’

Notas del 17 de diciembre en mi Españita ‘omicrona’ y de la Bernarda. Lo mismo se asusta mucho que le dan igual ocho que ochenta. Hace tiempo que no apunto nada en el cuaderno acerca del Covid porque me lo quiero arrancar de los ojos, de la boca y de los dedos. Pero hemos alcanzado el riesgo alto y ha vuelto a aparecer Fernando Simón en Zaragoza. Le han hecho un cabezudo que no pega a los niños, pero los encierra mes y medio sin salir al parque.

Dicen que Omicron se pega más que Yolanda Díaz a Antonio Garamendi en la foto de la negociación de la reforma laboral. Cuentan que la enfermedad se transmite tanto que se han infectado algunas personas aisladas en un hotel en habitaciones separadas. Están bien, pero ahora se lo tienen que explica a su mujer.

Visto el recorte en el crecimiento del PIB del 23% según las previsiones del Banco de España, a los Reyes Magos les he pedido unos machos para apretármelos, que por cierto es un regalo ‘no-gender’. La campaña del Ministerio de Consumo sobre el uso que hacen de los juguetes los niños según su sexo tiene sus efectos. Se están quejando que en los. Lineales de las jugueterías dedicados a los chicos, todo es “destrucción, ataque y gladiadores”. Esta es mi experiencia: en nueve días de cuarentena, las niñas han organizado un par de exposiciones de pintura, dos obras de ballet y fiestas de disfraces cada tarde antes de cenar. Nuestro Javier ha roto la pantalla de una tablet, un par de tazas y ha derribado el árbol de Navidad media docena de veces. También ha intentado beber de la botella de suavizante, ha tirado al suelo las jaulas de los pájaros y se ha derramado el agua de la fregona por lo alto como si fuera un cubo de sangría en el tendido de sol de la Monumental de Pamplona en la primera corrida de los sanfermines. Sentado a escribir estas líneas, advierto que ha partido la antena de mi transistor transistor. Cuando coge un cuchillo temo que se haga daño el cuchillo. A veces, creo que mi hijo pequeño son no sé cuántos.

Quizás volvamos a contar allegados en Navidad Algunas comunidades se plantean limitar el número de comensales en las celebraciones que se vienen. Viendo el panorama, hay gente organizando la cena de Nochebuena en el gimnasio, en el cine, en el bar, en el avión o en el metro. En este país, la abuela siempre termina cenando sola.