Televisión
«The Wire», a distancia
La corrección política entró en éxtasis, y aseguró que eso era, efectivamente, la realidad: «una forma de televisión protesta»
Con la perspectiva del tiempo, «The Wire», la gran serie que HBO emitió en la década del 2000, resulta aún más notable por su capacidad de haber suscitado el aplauso desde las ópticas políticas más opuestas. Esto no era en absoluto la intención de su creador, puesto que David Simon aseguró que quería presentar una crónica de «la decadencia del imperio americano» y «el triunfo del capitalismo sobre los valores humanos». La corrección política entró en éxtasis, y aseguró que eso era, efectivamente, la realidad: «una forma de televisión protesta», leí en la prensa, que denunciaba, como siempre, el desastre estadounidense, provocado por el capitalismo neoliberal.
Curiosamente, desde el principio, hubo miradas que vieron en la serie otra cosa muy diferente. Mario Vargas Llosa reconoció que los personajes tienden a fracasar, y que la moralidad de los que triunfan está lejos de ser ejemplar, como lo prueban los poco edificantes resultados de la lucha contra las drogas, y la hipocresía del periodista ruin que acaba llevándose el Pulitzer. Apuntó en «El País» el escritor peruano: «Una obra semejante debería dejar una sensación profundamente pesimista en el espectador, y, sin embargo, sucede todo lo contrario». En efecto, hay muestras claras de la reacción positiva de personajes de la sociedad civil, como funcionarios, policías y docentes; aparte de que la existencia de la propia serie y el hecho de que haya sido difundida por HBO «es el desmentido más flagrante a su desesperanza».
La serie ha tenido con los años un merecido éxito, pero en su tiempo no recibió premios, que fueron acaparados por «Los Soprano», cuyo coste fue muy superior, como recordó Penelope Debelle en InDaily: «Un episodio de Los Soprano costaba casi tanto como una temporada de The Wire».
Es interesante que Simon haya querido hacer una serie anticapitalista, y se haya dedicado a mostrar una y otra vez cómo falla el Estado. Escribió en «Libertad Digital» Santiago Navajas: «Si la serie de la BBC Yes, Minister desmantelaba en clave de comedia la pretendida neutralidad y eficiencia de los representantes públicos, The Wire hace lo propio desde un realismo sucio de fondo envuelto en una forma diáfana y clarividente». Es fácil de entender la reveladora reacción que tuvieron los políticos de Baltimore de toda condición: reclamaron que la serie fuera filmada en otro lugar.
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