Presupuesto del Estado

Canela fina | Se dispara el gasto público

«En 2022, padecemos 214.000 funcionarios más que en 2019. La nómina funcionarial se dispara hasta los 150.000 millones de euros»

La CEOE ha advertido a Pedro Sánchez que en España hay 214.000 funcionarios más que en 2019. Se les paga con los presupuestos que sangran a los contribuyentes hasta la hemorragia. La crecida de funcionarios, a la que es necesario añadir colaboradores, asesores y enchufados, no contribuye a solucionar nada. Por el contrario, vierten arena en la máquina anquilosada del Estado. Para justificar sus puestos innecesarios, los nuevos funcionarios se inventan toda clase de trabas burocráticas que amenazan con el entumecimiento de la Administración. Al comienzo de la Transición, España contaba con 700.000 funcionarios. Hoy padecemos a más de 3.500.000.

La nómina de los funcionarios se dispara hasta los 150.000 millones, es decir, el 21% del PIB. Y eso sin contar los enchufados que se cobijan en las empresas públicas y en los organismos virtuales. Parientes, amiguetes y paniaguados, ellas y ellos, han encontrado generoso cobijo para su incompetencia en las manos rotas de Sánchez. Como el presidente necesita los votos parlamentarios de los partidos antisistema para prolongar la estancia de su rabel en la silla curul de Moncloa, comunistas, podemitas, secesionistas y bilduetarras pasan copiosas facturas cada vez que el sanchismo quiere aprobar un proyecto legislativo.

Pedro Sánchez ha formado el más extenso Gobierno de la democracia con 22 ministerios y un número abrumador de secretarías de Estado, subsecretarías, direcciones generales, subdirecciones y toda la parafernalia de cargos intermedios que cortejan a sus superiores. El «Sánchez, colócanos a todos» se ha convertido ya en una desbordante realidad. El Gobierno sanchista ha derrochado en 2021, 10 millones de euros más en altos cargos y asesores que en 2020. Ministros y secretarios de Estado enchufan día tras día a sus parientes y amiguetes. El despilfarro se ha convertido en un río tsunami que dilapida el dinero de las españolas y los españoles que trabajan.

Sánchez cree que los votos hay que pagarlos y atiende con delectación a las exigencias de los partidos antisistema que le apoyan, así como a los grupos electoreros que reciben el incesante maná de las subvenciones. Se trata de ganar las elecciones a toda costa. Y si se perdieran, que los sucesores tallen con la deuda abrumadora y el agobiante déficit.

Luis María Anson, de la Real Academia Española