Fernando Savater

Savater

Desde las zahúrdas de la izquierda instalada en el poder vienen promoviendo campañas de desprestigio contra él en unos tiempos en que se confunde lo venial con lo monstruoso, y al revés

Fernando Savater enseña las garras del tigre en su última columna de «El País». No se recuerda, desde que uno tiene memoria, un zarpazo tan feroz, tan despiadado, al medio en que uno escribe. El hecho tiene importancia. Pone de manifiesto el divorcio que se está produciendo entre el mundo intelectual más lúcido y honesto –menos pendiente del pesebre o menos temeroso– y el actual Gobierno «de progreso» y sus principales valedores e intérpretes. Muchos intelectuales, escritores y artistas, que están en el candelero, aún no se atreven a manifestarse públicamente porque tienen miedo a quedarse a la intemperie, pero todo se andará. El propio Savater está sintiendo en su piel las consecuencias de su honradez y de su independencia.

El origen de su monumental cabreo está en el hecho de que «El País» ni siquiera ha dado noticia de la aparición del último libro suyo, titulado «Solo integral», en el que agavilla y actualiza una selección de sus mejores artículos publicados en ese periódico en los últimos seis años. No hace falta subrayar que uno de los temas recurrentes en los mismos es su radical discrepancia, como la mayoría de la gente, con la política del Gobierno en relación con Cataluña y el País Vasco. Savater hace hincapié «en cuestiones que los reaccionarios, en apoyo idólatra del sanchismo, prefieren minimizar», como el problema lingüístico en Cataluña o «el cada vez más desvergonzado exhibicionismo político de los derechohabientes de ETA». Ocurre esto –denuncia– «mientras el agitprop gubernamental prefiere dedicarse a discutir sobre el sexo de los ángeles…: perdón, de los juguetes».

Fernando Savater, filósofo, ensayista, articulista, escritor y polemista, con medio centenar de libros publicados, es uno de los intelectuales españoles más influyentes y con mayor proyección internacional, a pesar de que desde las zahúrdas de la izquierda instalada en el poder vienen promoviendo campañas de desprestigio contra él en unos tiempos en que se confunde lo venial con lo monstruoso, y al revés. Pero no es fácil amilanarlo. «No tengo tiempo –advierte– para la compasión por los biempensantes; se acabó la farsa de inventar derechistas antropófagos frente a fraudulentos izquierdistas beatos». Ese es hoy el gran recurso de la izquierda para mantenerse en el poder: inventarse el peligro de una derecha inexistente. De esa farsa vive Pedro Sánchez, despropósito tras despropósito, con ayuda fervorosa de sus terminales mediáticas, encargadas de vestir de ridículos andrajos el muñeco.

Recuerda Savater, en esta airada y resonante columna, que en el horóscopo chino 2022 es el año del tigre, y promete estar a la altura de la fiera. Este artículo puede que sea su primer zarpazo.