Pandemia

Psicosis

Semfyc subraya que carece de sentido que se afronte todo esto como la amenaza mortal de las primeras olas

Ella es una profesional de éxito, él vive de las rentas y los dos tienen dinero de familia. Tan extraordinario tren de vida se ve ahora amenazado por el virus, así que le han declarado la guerra al covid. Han despedido a la chica, que constituía un peligro de contagio con sus salidas y entradas y han contratado un matrimonio extranjero, que se ha comprometido a permanecer con ellos en la casa. Antes, los han sometido a la PCR de rigor y una cuarentena, aislados en un pisito vacío. Una vez incorporados y para evitar riesgos, la compra se encarga por internet y cuanto entra en la casa se desinfecta. Por la noche, la pareja consulta con un médico de confianza. El hombre tiene dos colecciones importantes, la una de relojes y la segunda de coches clásicos. Cada año envía los relojes a revisión. A su llegada esta vez, se los ha hecho entregar al portero en una bolsa y le ha pedido que los guarde en un cajón dos semanas, para garantizar que no transmiten la enfermedad.

Ha llegado enero y el trabajador contratado para el servicio doméstico ha dado síntomas de covid. La mujer despacha con el doctor: «-Pero eso significa... significa ¡que ha salido!» «-Bueno, sí, no cabe otra explicación», concede el galeno. Follón en la casa ¡qué absoluta irresponsabilidad ponerlos en riesgo a todos! El empleado es despachado al piso de cuarentena. La empleada es aislada en su habitación. La señora acude a trabajar, contenta al menos de haber puesto pie en pared. Al regresar, se encuentra a su marido inerme y solo, en medio del espacioso salón. «Se han marchado. Han dicho que se despedían y se han marchado».

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) ha expresado su preocupación por la alarma social que desata el continuar publicando diariamente el número de infectados por la enfermedad. Consideran que la covid se ha convertido en un coronavirus catarral, con muchos casos pero pocos de ellos graves y que la incidencia ya no indica nada relevante. «Los gobiernos –afirman– deben centrar sus esfuerzos en proteger a las personas más vulnerables, en vez de intentar frenar, con poco éxito, la circulación general del virus». Semfyc subraya que carece de sentido que se afronte todo esto como la amenaza mortal de las primeras olas. Muchos andan al borde de la paranoia. Gente que se aisla. Ancianos aterrorizados. Niños obsesionados, que se lavan de continuo las manos. La pareja que hemos descrito y que vive en Madrid, tras la salida de los empleados ha limpiado con algodón y alcohol encimeras, quicios, picaportes, cristales y cualquier superficie que hubieran podido tocar.