Economía

Basta de liberalismo

Otra quimera es que el regreso del Estado, es decir, el aumento del gasto público, vaya a constituir un apoyo «a los trabajadores y a la clase media»

Los antiliberales nunca desaprovechan una crisis para promover su agenda. Así, leí hace un tiempo en «El País» un artículo que afirmaba que la pandemia era culpa de la gente libre, de la «urbanización masiva y una usurpación destructiva de los hábitats naturales... la excesiva industrialización, del comercio frenético y de los hábitos de viaje contemporáneos... la capacidad de gobernanza está rezagada detrás de la hiperglobalización». El articulista declaraba que había que alegrarse por «el retorno de la fe en el Gobierno» y por el fin de «la ortodoxia neoliberal» y la «dolorosa austeridad», y por un nuevo tiempo que dará lugar «a una democracia social y a un mayor control político de la economía… los Gobiernos finalmente están asumiendo más responsabilidad por el bienestar público».

Esta colección de gansadas está lejos de ser excepcional, y basta con echar un vistazo a las cifras para comprender que carecen de base: en los Gobiernos no hubo austeridad (en los ciudadanos privados, sí), los Estados no se redujeron en ningún país del mundo, y la idea del autor de una «hiperglobalización desregulada» es pura fantasía.

Otra quimera es que el regreso del Estado, es decir, el aumento del gasto público, vaya a constituir un apoyo «a los trabajadores y a la clase media». Salvo que se crea seriamente que dicho gasto es gratuito, su aumento será sufragado mediante mayores impuestos que castigarán, precisamente, a los trabajadores y la clase media.

Para mayor confusión, el autor afirmaba que debe impedirse «un nacionalismo contraproducente», pero al mismo tiempo saludaba dicho nacionalismo si se aplica a escala europea, y aplaudía la «soberanía de la UE» en diversos campos, en particular el fondo de recuperación, que «demuestra que países como Alemania están dispuestos a cruzar sus tradicionales líneas rojas en pos de la solidaridad». O sea, llama solidaridad a obligar al pueblo a pagar más. Entretuvo esta semana el esfuerzo del Gobierno en subrayar su «sintonía» con el nuevo canciller alemán que insistía en el valor de las reglas fiscales.

Terminemos con un magro consuelo. Las tonterías que vierte nuestra opinión publicada no son muy diferentes de las que perpetran los extranjeros. Sin ir más lejos, el autor del artículo en cuestión, Mark Leonard (no confundir con Sarek), es un británico especialista en ciencia política, graduado en Cambridge, y director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.