Opinión
Socialistas en dique seco
La encuesta de NC Report que hoy publica este diario ofrece el agotamiento, entre otras variables, del PSOE como formación política imbatible en Andalucía. Y lo hace mediante un dato significativo: el 57,9% de los encuestados tiene claro que Juan Espadas, el candidato de este partido, no será el próximo presidente de la Junta. Tal cual, y esto apenas unas semanas después de marcharse «oficialmente» de la Alcaldía sevillana, donde podría repetir si quisiera. En el escaparate regional no ha cuajado demasiado, pero no porque no haya tenido aún el tiempo suficiente para bregarse en el Parlamento o para prometer el oro y el moro por un puñado de votos, sino porque lo que está averiado es el motor de su partido, que tiene en la corrupción institucional la principal vía de agua para convencer a los ciudadanos.
Ha sido demasiado tiempo gobernando bajo el modelo del PRI. Es decir, acercando la sardina al ascua que más calienta sin perderse en vericuetos ideológicos y morales. Si no, ¿cómo se explica su éxito hasta 2018 en una región con los peores datos de desempleo y desarrollo? Estaban en el paraíso hasta que salió a la luz el «caso ERE» y todo se puso patas arriba. Un clima de rechazo que logró que el PP tuviera la carambola de hacerse con la Junta pese a haber logrado los peores resultados esperables. La gente les dio la espalda por eso y porque salió a la luz el nepotismo institucional con el que mandaban.
Miren, más que las encuestas, pesan los hechos para entender cómo funciona el PSOE al Sur de España en otras administraciones que todavía controlan. Hoy se marcha Francisco «Kiko» Toscano, el gurú de Pedro Sánchez y el hombre que lo relanzó hasta la Moncloa, de su puesto de alcalde de Dos Hermanas (Sevilla) tras 38 años en el cargo, dos más de los que estuvo Franco en el Palacio del Pardo, pero dejando a su esposa como teniente de alcalde, a su hijo de concejal de Obras y a su hermano de subdelegado del Gobierno. Todo legal, todo justificable, pero bajo la pátina moral del socialismo hereditario, al más puro estilo norcoreano. Juzguen por qué Espadas y el PSOE no terminan de convencer a los andaluces.
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