Irene Montero

¿Es el enemigo? Que se ponga Irene Montero

El lado más siniestro del Gobierno de coalición juega a revivir Irak de la misma manera que toda la izquierda resucita a Franco

Irene Montero ha desempolvado las margaritas de plástico que cierta izquierda guarda en el recuerdo a pedradas de mayo del 68. Un fusil con una flor en el cañón, que visto hoy parece la broma de un payaso en un circo sin animales. Un pacifismo de rebajas que se balancea en el trapecio del ridículo. El chiste de Gila tomado en serio, que es como reírse en un entierro. Su «No a la guerra», si bien tomado al pie de la letra es la «boutade» de una niña a la que se le escapó el globo, pretende unir en un giro de guion a Aznar y el conflicto de Irak con Pedro Sánchez. Ya se sabe que la guerra es de fachas. Resulta, sin embargo, que España no va a ninguna guerra, nuestros soldados no se agazapan en la frontera de Ucrania a la espera de que venga Marta Sánchez a alegrarles el día.

Pero la realidad es lo primero que se ametralla en las trincheras de Podemos a los que la guerra les gusta siempre que sean para liberar a un pueblo de los que llaman oprimidos. Saharauis, palestinos, cubanos... Si en la refriega se pone al mando Estados Unidos, la OTAN, en fin, esos pilares del neocapitalismo de las bombas, pues entonces nos ponemos pacifistas. Putin es el heredero del orgullo de lo que fue la Unión Soviética, la independencia de Ucrania es fruto de la caída del comunismo. La nostalgia de Podemos es también su pecado original. Un respeto a los camaradas por favor, que Yolanda Díaz prologó el Manifiesto Comunista. Pablo Iglesias parece que se hubiera dormido en 2003 mientras miraba la foto de las Azores y despertara en un mundo pretérito. Vale que Pedro Sánchez siguió a Biden hasta el cuarto de baño y tiene que hacerse perdonar la escaramuza más que dialéctica con Marruecos, pero no hay parecidos razonables ni imagino a Sánchez con los pies sobre la mesa porque se les quedarían colgando.

La izquierda más allá del PSOE sueña con reeditar la histórica gala de los Goya, que está al caer, cuando quizá Putin ya haya movido ficha. El eslogan ya es conocido y lleva al imaginario hasta el horror del 11-M. El lado más siniestro del Gobierno de coalición juega a revivir Irak de la misma manera que toda la izquierda resucita a Franco. Preguntan si a la gente le importa este conflicto. Tal vez no, está muy lejos, nadie se dejaría la vida en ello. Miren de todos modos los índices bursátiles, el precio de la energía, el disparo de la inflación y tal vez acaben coligiendo que estamos jugando con cosas de comer. El aleteo de la mariposa en Ucrania podría ser un tsunami en España, justo lo que necesitan para resurgir de las aguas.