Política

La decadente «nueva política»

«La sucesión de fracasos electorales sitúa a Podemos y a Ciudadanos ante una crisis existencial»

Los casos de corrupción y la crisis financiera alumbraron a dos nuevos partidos políticos que tuvieron un estreno impresionante en los procesos electorales de 2014 y 2015. Podemos se plantó en el hemiciclo del Congreso con 71 diputados y Ciudadanos, con 40. Sus dos jóvenes, ambiciosos y arrojados líderes (ambos están fuera de la política) lanzaron ofensivas audaces y hasta temerarias para alcanzar cuotas de poder, en el convencimiento de que sustituir al PSOE y al PP era solo cuestión de tiempo. Poco.

Los profetas de la «nueva política» estaban en la cresta de la ola. Pero, cuando quisieron acelerar los trámites, la realidad les devolvió su propia imagen en el espejo: sí, habían llegado mucho más lejos que ningún otro partido alternativo al tradicional bipartidismo, pero no han sorpasado a los dos grandes. Y así, Podemos y Ciudadanos tuvieron que asumir su categoría de actores de reparto, de ciclistas gregarios, de subalternos del diestro. Han sido el bastón de apoyo del PSOE o del PP en diferentes gobiernos de coalición o, sencillamente, se han tenido que conformar con ser la ayuda numérica en las votaciones de parlamentos o ayuntamientos.

La sucesión de fracasos electorales sitúa a Podemos y a Ciudadanos ante una crisis existencial. Ya hace tiempo que no aspiran a sustituir a socialistas y populares, y empiezan a tener problemas para ser, incluso, el amigo necesario para asegurar la gobernabilidad. Ahora, hay más votos indignados en Vox que en Podemos, y Ciudadanos ha dejado de ser visto como un partido útil.

Como consecuencia, la «nueva política» ha acelerado su recorrido hacia la irrelevancia, aunque los dos partidos tradicionales no consigan necesariamente recuperar la fortaleza que tuvieron antes de que se atomizara nuestro sistema político. Y hemos llegado a 2022 con Vox en un intenso crecimiento, junto con la emergencia de pequeños partidos provinciales, cuyo objetivo es que alguien haga caso a sus territorios. La duda es si este nuevo periodo será más duradero que la «nueva política», o si al cabo de un par de legislaturas también veremos encogerse a esos que ahora van a toda velocidad.