Guerra en Ucrania

No a la guerrita

Podemos ha conseguido lo que no podía esperar, feminizar masculinizándolos los concursos de misses

En los corrales de la izquierda se lleva mal enfrentarse a este toro, sobre todo si se está en el Gobierno, porque cuando uno se sienta enfrente puede decir lo primero que se le ocurra, «No a la guerra», «No a las suegras», «Sí al género fluido», en fin, cualquier lema cabe en una pancarta del metaverso, pero resulta que estamos en el mundo real con el permiso del portavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, quien, tras su intervención, condenando, pero no, a Rusia y apoyando, pero no, a la Unión Europea más bien parecía el perfecto candidato a «Miss Moscú», es más, apostaría, pero no tengo suelto, a que algunas misses localizan mejor en el mapa a Ucrania que este elegido representante público.

Podemos ha conseguido lo que no podía esperar, feminizar masculinizándolos los concursos de misses. Imagino, es que al ser medio lelo la cabeza se me va a las nubes y las huelo, al señoro Javier Sánchez, que aún no adornaba mi bestiario político, respondiendo a las preguntas de un concurso de belleza, «Cuál es tu mayor deseo», y él, sosteniendo la pestaña postiza, como si fuera a llorar, responder: «La paz en el mundo». Ay, la paz, la otra tarde estuve en un funeral y los feligreses no se dan la paz por el covid con lo que me gustaba esa parte de la misa en la que todos nos sentíamos hermanos hasta que se pone un pie en la calle y volvíamos a ser cabrones.

Sánchez, el presidente, no el otro, bueno, el otro también, no puede aparecer ante la opinión pública con una inclinación nostálgica hacia la hoz y el martillo porque son herramientas para acabar con sus cabezas como en «La matanza de Texas» (última versión, en Netflix) en la que a falta de argumento porque ya se conoce, la cámara se recrea en cómo se aplastan los cerebros. Si a Podemos le gusta Putin, el hombre tiene su morbo tipo «Pasión de gavilanes», y nuestro presidente prefiere siempre ir «bajo el paraguas» de la Unión Europea, le auguro, con los defectos antes enunciados, mejor futuro a los morados. Van a ligar. Pero Sánchez, el presidente, con el paraguas, nada.