María Jesús Montero

Lo que hay que tener, el mito fiscal y la reforma imposible

Las propuestas del «Comité» son muy discutibles y, desde luego, suponen una subida notable de impuestos

Tom Wolfe (1930-2028), autor de «La hoguera de las vanidades», retrató las peripecias personales de los primeros astronautas americanos en «Lo que hay que tener (elegidos para la gloria)», que llegaría al cine. El mismo título serviría para describir el cuajo necesario para enfrentarse a las 786 páginas del «Libro blanco sobre la reforma tributaria» alumbrado por el Comité de Personas Expertas, presidido por el cátedro Jesús Ruíz Huertas, elegido por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y del que se borraron Ignacio Zubiri y Carlos Monasterio.

El nuevo «libro blanco», hubo otro en tiempos de Montoro archivado en el desván del olvido, es una obra notable, a pesar de estar sesgado ideológicamente, como demuestran las referencias, como autoridad, a Piketty, el francés que se cree –ya quisiera– el Marx del siglo XXI. Los expertos de Montero, por prurito intelectual, señalan aunque sea en letra pequeña y en párrafos perdidos, algunas realidades que destrozan varios mitos fiscales tan queridos de la izquierda. La presión fiscal directa española, sobre todo en el IRPF, no está muy alejada de la europea e incluso los tipos máximos marginales figuran entre los más elevados. Los grandes agujeros fiscales españoles están en el IVA, en los impuestos especiales y en las desgravaciones. Nadie quería decirlo con claridad por lo de la corrección política, pero hay unanimidad entre los expertos independientes. Por eso, el comité de la ministra propone más IVA –con menos deducciones–, más impuestos especiales –equiparar gasolina y gasoil y acercar los precios a los europeos–, reducir desgravaciones y suprimir las declaraciones conjuntas en los matrimonios. Además, porque es lo que quieren Sánchez y Montero, los expertos –aunque admiten que el impuesto de patrimonio es rara avis en Europa–, piden acabar con la autonomía fiscal de las Comunidades Autónomas –la de Madrid, en pocas palabras– y sugieren un tributo mínimo estatal de patrimonio que, sin embargo, con un gravamen límite del 1%, es menor que el vigente en varias autonomías. Las propuestas del «Comité» son muy discutibles y, desde luego, suponen una subida notable de impuestos. La ministra Montero, escudada en la guerra de Ucrania, dice que no es el momento. Es la coartada perfecta, porque, además de una barbaridad y de llevar al país a un colapso económico, aplicar los consejos del libro blanco supondrían una sangría ingente de votos para cualquier el Gobierno. Por eso es la reforma imposible, salvo que haya alguien «con lo que hay que tener».