Agricultura

Sequía: nada de nada

Las últimas reuniones para abordar este grave problema han quedado en punto muerto

El jueves pasado se reunió Luis Planas con las organizaciones agrarias. Uno los temas previstos a tratar era la grave situación provocada por la sequía; al final, no se tocó a la vista de lo sucedido tras la invasión de Ucrania y sus repercusiones en los mercados agrarios. El resultado del encuentro a estos efectos, y a pesar de la gravedad del problema, se resume con una sola palabra: nada. Es verdad que para el día siguiente estaba convocada una reunión de la Mesa de la Sequía, presidida por el subsecretario del Ministerio de Agricultura, Ernesto Abati García-Manso, en la que participaron los representantes del sector y de las comunidades autónomas. El resultado de la misma se puede resumir con tres palabras: nada de nada. Lo primero a tener en cuenta es que, a pesar de la importancia del problema en una gran parte del campo español, el encuentro se convocó por video-conferencia, y eso que la situación de la pandemia ha mejorado considerablemente.

Lo segundo es que por allí desfilaron, por ejemplo, el director general del Agua, que explicó la situación de los pantanos, algo de sobra conocido porque se publican las reservas cada semana. También informó el director de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), Miguel Pérez Cimas, sobre las líneas del seguro agrario relacionadas con la sequía, que son suficientemente conocidas por inútiles, ya que su grado de suscripción es muy bajo. Desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) alertaron sobre las previsiones a medio plazo, nada halagüeñas por la falta de precipitaciones y por elevadas temperaturas. La mayor parte de los representantes de las regiones se deshicieron en elogios al Ministerio por haber convocado la reunión, aunque fuese tarde y mal. Finalmente, Abati García-Manso pidió a las organizaciones agrarias que presentasen sus peticiones y que las estudiaría, Y los representantes de dos de estas últimas, ASAJA y COAG, mostraron su indignación porque la delegación del Ministerio hubiese acudido a la cita con las manos vacías. Lo dicho: nada, de nada, a pesar de la gravedad del problema. En el más puro estilo Planas.