Economía

Valentía fiscal de Yolanda Díaz

Esas personas, que realmente creen que los impuestos los pagan otros, pueden ser votantes de la valiente Yolanda Díaz

La vicepresidenta, Yolanda Díaz, declaró que es necesario «explicarle a la gente con valentía» la importancia de los impuestos. La importancia de pagarlos, y subirlos, claro, pero nunca bajarlos. Este mensaje podrá ser reaccionario y cochambroso, pero no es tonto, ni es necesariamente ineficaz.

Doña Yolanda acaba de anunciar que paraliza de momento su «proyecto de escucha», con el que aspira a recorrer España «con una única vocación, que es la de reducir la brecha democrática que hay entre la ciudadanía y la política». Su objetivo, seguramente, será algo diferente: quiere cerrar la brecha entre la ultraizquierda y sus votantes, que una elección tras otra se van apartando de ella, con algunos episodios clamorosos como en Madrid, donde las trabajadoras corrieron a gorrazos nada menos que a Pablo Iglesias.

En medio de ese contexto tan hostil, empero, la señora Díaz tiene una oportunidad, y es la estrategia socialista. Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, procurará salvarse de la quema electoral, que lo amenaza a él también, simulando un giro hacia la moderación.

Ahí está el hueco para la extrema izquierda, que rápidamente ha aprovechado Yolanda Díaz para plantear diferencias con el PSOE, y una muy clara es la fiscalidad. No va a presentarse como radical, al contrario. Ya hemos visto en su acto madrileño con Thomas Piketty que está dispuesta a desempolvar viejas consignas, como la cogestión, y a respaldar otras ficciones con las que la izquierda disimula su apego al antiliberalismo, como el bulo del economista francés sobre un supuestamente amable «socialismo participativo» (https://bit.ly/3twJtcd).

El mensaje fiscal gira en torno a los ricos, a los que una y otra vez se echa la culpa de todos los males, mientras que se sugiere que todo se resolvería subiéndoles los impuestos, dado que «no es aceptable que los tipos máximos del IRPF sean sólo del 45%». Y es imprescindible poner un Impuesto de Patrimonio sobre los «hiperricos».

No es descabellado pensar que hay un público generoso realmente capaz de creer en esta antigua patraña marxista, es decir, capaz de fantasear con que así se arregla todo, y con que «un Estado de bienestar fuerte», como quiere Díaz, no equivale a una ciudadanía debilitada que paga cada vez más impuestos. Esas personas, que realmente creen que los impuestos los pagan otros, pueden ser votantes de la valiente Yolanda Díaz.