Silencio, habla un héroe

Notas del 5 de abril. Por un momento Madrid era Mariupol bombardeada bajo la nieve. Me empieza a cargar un poco este frío en abril. De la frontera de Polonia, me traje este destemple que llevo dentro desde entonces como una temperatura constante de tres grados, que es un termostato como de frigorífico de morgue. Ya está bien del frío y de la visión de Zelenski como un actor perfecto que estuviera en el papel de su vida, como si fuera un intérprete o un guionista, como si la resistencia fuera una cosa que hubiera aprendido con el método Stanislavski. Como si el honor y el deber se pudieran fingir. Esto pasa porque la gente confunde el informativo de Vicente Vallés con un documental de ficción histórico. Se creerán lo de Bucha cuando aparezca en Netflix porque la diferencia es que antes la gente se preguntaba si lo que sucedía en las series había pasado en la realidad y ahora se preguntan si lo de la realidad ha pasado de verdad en las series. Zelenski en el Congreso de los Diputados no es Mel Gibson en ‘Braveheart’, sino más bien Atlas, caudillo de los titanes al que Zeus condenó a cargar sobre su espalda con bóveda celeste que por supuesto incluye el cielo de Madrid.

En el catálogo de momentos en los que uno no se puede creer lo que está viviendo guardo este en el que Sánchez da la réplica en el Congreso a Zelenski y sale a explicar al presidente de Ucrania que hay cuatro millones de refugiados en Ucrania. También recalcó que Rusia estaba aplicando la violencia en Ucrania por si no se había enterado Zelenski que hablaba desde un búnker y al que han intentado matar una docena de veces. Yo por momentos dudé entre si Sánchez estaba dando el apoyo a Zelenski o le estaba pidiendo el voto. Mejor si guardaran silencio, que está hablando un héroe.

La relación entre la ficción y la política siempre es compleja. La prueba es que de un actor puede emerger un gran estadista y de un político de carrera puede hacerse un intérprete mediocre de discursos.