Guerra en Ucrania
Los avances de la nueva Guerra Fría
Nadie sabe hasta dónde está dispuesto a llegar el inquilino del Kremlin si se tuercen sus planes
Es un error analizar la invasión de Ucrania como si fuera una nueva «guerra mundial», cuando realmente es una nueva Guerra Fría tan inquietante como la anterior. Hitler no tenía el arma nuclear. Estoy convencido de que la hubiera utilizado. La Historia nos muestra que la lista de seres malignos es interminable. Es una obviedad recordar que somos el animal más cruel y despiadado de la Creación. El canciller del III Reich era un demente que despreciaba la vida humana y que protagonizó uno de los mayores genocidios del siglo XX. Era equiparable a lo que hicieron criminales como Lenin, Stalin, Mao o Pol Pot. La única suerte que tuvo la Humanidad durante la Guerra Fría es que nadie apretó el botón nuclear. Lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki les disuadió, porque el efecto dominó hubiera arrasado la Tierra. Por ello, me viene la memoria Hitler, porque en su derrota final quiso llevarse por delante Alemania. La magnífica película «El Hundimiento» (2004), de Oliver Hirschbiegel, refleja su patético final. La locura de un dictador desesperado puede conducir a un holocausto. Es bueno tenerlo en cuenta a la hora de estudiar el despropósito que se está viviendo en Ucrania.
Este conflicto ha hecho que todo el mundo se posicione en esta nueva y peligrosa Guerra Fría. Desde el primer momento he tenido muy claro que China estaba al lado de Rusia y que se equivocan los que creen que Putin está desinformado o será derrotado. No me gusta confundir mis deseos con la realidad. Estados Unidos, la OTAN y la UE apoyan a los ucranianos con armas y dinero, pero esto no impedirá la destrucción de sus infraestructuras y la muerte de decenas de miles de personas, así como la conquista de una parte de su territorio. Las democracias no quieren que la escalada se transforme en una guerra mundial. Las sanciones no hacen mella en la firme determinación de Putin y no está aislado, porque nunca lo estuvo. La actitud de China es muy clarificadora. El problema de fondo es que nadie sabe hasta dónde está dispuesto a llegar el inquilino del Kremlin si se tuercen sus planes. China, Rusia y sus aliados están diseñando un nuevo orden mundial que muestra la debilidad de sus enemigos.
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