Alberto Núñez Feijóo

Consenso o lo que surja

Sánchez ha engañado a tanta gente que el que acuerda con él sale engañado de casa

Traigo las notas del 7 de abril, solecito y añoranza de calma como de la ‘grosse koalition’. Hasta las hijas de Putin sabían que hoy se reunía Sánchez con Núñez-Feijóo. A Putin le salen más hijos secretos que al Platanito el torero lotero. A estas dos les han caído las sanciones económicas y se sabe porque unos biógrafos escribieron una biografía autorizada del mandatario que llevaba por título: ‘Retrato asombrosamente franco del presidente ruso Vladimir Putin’, donde ‘asombrosamente’ es la mejor parte del título. Yo de Putin no hablo, porque me recuerda a uno de los Balbo fundador del Gades romano, que mandó representar una obra de teatro acerca de su vida y como no le gustó la interpretación del protagonista, lo mandó matar. Ahora que no nos oyen en la embajada rusa, las hijas de Putin parece que son de una relación que tuvo con una azafata de avión y ahora me estoy imaginando que que la mujer de Putin me sirve un zumo de tomate a bordo y me entra una cosa por dentro. “¿Quiere un zumo de tomate, caballero?”, me pregunta. “No muchas gracias, señora -le respondo-. Es usted muy amable, pero no beberé nada hasta que aterrizar en Sidney dentro de 18 horas”.

Yo venía a hablar de este templarse de la primavera y de la reunión del presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Alberto Núñez-Feijóo, acude a la cita vestidito de un nuevo tiempo. Han quedado para dejar de lado los intereses particulares y favorecer el consenso o lo que surja. El problema de Núñez con Sánchez es que Sánchez ha engañado a tanta gente que el que acuerda con él parece que sale engañado de casa.

Las misiones más encomiables son a menudo las más estériles. Se trata de comenzar un proceso en el que ofrecer puntos de consenso para llegar a un acuerdo o bien, con el tiempo, dejar claro que Sánchez no quiere negociar o que incumple su palabra, que son dos cosas que ya sabíamos antes de empezar la reunión.