Economía

SMI y propaganda

La creación agregada de empleo en 2021 y 2022 ha coincidido con una bajada real del SMI

Los datos de paro y de afiliaciones a la Seguridad Social del mes de abril han sido positivos si bien buena parte de esa positividad está condicionada por la coincidencia de la Semana Santa. Sin embargo, al margen de la valoración detallada que puedan merecer los datos, cada vez que recibimos alguna buena noticia en términos de ocupación tiende a cundir un cierto discurso propagandístico desde las redes sociales que sostiene que las subidas del salario mínimo aprobadas desde el año 2019 no pueden haber generado ningún perjuicio sobre el mercado laboral porque los datos de creación de empleo siguen siendo muy sólidos.

Sin embargo, conviene que entendamos por qué éste es un muy mal argumento. Por un lado, el SMI podría ser muy perjudicial para la creación de empleo aun cuando los datos de empleo agregado fueran positivos: imaginemos que la dinámica económica tiende a crear 600.000 empleos durante un año pero que el SMI específicamente provoca la destrucción de 100.000: pues bien, el saldo neto de creación de empleo seguiría arrojando un resultado positivo de 500.000 a pesar del destrozo ocasionado por el SMI. De ahí que sea necesario, para evaluar cuáles han sido las repercusiones del aumento del salario mínimo, aislar econométricamente sus efectos: y, de hecho, cuando el Banco de España hizo ese ejercicio, la conclusión alcanzada fue que la subida del SMI en 2019 contribuyó a destruir y a dejar de crear hasta 170.000 puestos de trabajo. Segundo motivo por el que no deberíamos prestar demasiada atención a ese razonamiento demagógico: aun cuando quisiéramos establecer algún tipo de conexión agregada entre el nivel general de empleo y los cambios en el SMI, desde el año 2020 el salario mínimo viene reduciéndose una vez tomamos en consideración la inflación. Tanto en 2021 como en 2022, el SMI ha aumentado menos que los precios, lo cual equivale a una reducción (real) del SMI. Dicho de otro modo, la creación agregada de empleo en 2021 y 2022 ha coincidido con una bajada real del SMI. ¿Deberíamos concluir por ello que bajar el SMI en términos reales fomenta la creación de puestos de trabajo? Obviamente este razonamiento sería muy chapucero: pero es la misma chapuza a la que recurren quienes argumentan que los buenos datos de empleo demuestran que subir el SMI no ha sido dañino para la economía.